ENCUENTRO


Punto de encuentro.

domingo, 27 de agosto de 2017

SILENTE FORMA. ALONSO QUINTÍN





VIAJERO

Por: Alonso Quintín. 

Esa noche te fuiste
pensando, quizás,  que alguien
adivinaría tus pasos
que alguien tocaría tus puertas,
algún desconocido extraviado
en las penumbras del pensamiento.
Tu rostro risueño, tocaba las ataduras
de un místico embeleso,
un destino inconcluso
pregonando aventuras.
Te habrás estremecido en famélicos regazos,
y no habrás advertido
la presencia del otro que llevas
adherido a la piel como un recuerdo
de lo mucho que viviste
junto a jóvenes silvestres
tatuados de insomnios.


Volverás y entonces serás otro,
Como Ulises a su regreso a Itaca,
Como el imberbe Bolívar desde el monte sacro,
Como tus primeros sueños
Hechos sangre y poesía.

Volverás, estoy seguro,
en la oculta memoria de los dioses
y de la ofrenda que llevabas
nada queda,
pues te fuiste haciendo
un hombre infinito por doquier,
como si en todas partes
te vieran llegar
con las gaviotas de ultramar,
como si de tanto caminar,
te hubieras inventado otra vez,
como si en tu rostro
florecieran las orquídeas
y en tus manos
un mundo sin abismos.
Como ves, perdido estoy en tus caminos
y no acierto a saber de tus sonidos
ni de las leyes que inventan tus sandalias;
en tu rostro risueño, se detuvieron
las palomas del olvido?
O alguien te indujo por rumbos imprecisos,
por senderos de plata y barandales de diamantes?
Recuerda nada brilla tanto
como el esplendor del alma


 IRREDENTO.

El encanto de otro siglo
de otros pueblos y ciudades
regresa a tu memoria
mientras ves pasar
el fantasma del olvido.

Hombres de negro
Inventan otro siglo
el  enigma
de una sociedad esclavizada.

Ves pasar egregias civilizaciones
y héroes colosales
pendones
de tremolantes banderas
y no aciertas a entender.

Bajo las anémonas
el  tiempo se ha vencido
al sueño del verano
y tú pequeño hacedor
de dioses falsos,
te pierdes en paraísos
trepidantes de aromas.
Nada es igual a tu osadía,
de inventar viajes esotéricos
donde una joven necia
partía en dos los milagros de la ciencia.
Creo que sabías de Confucio y de Chaucer
o del gran demoledor de mitos,
el que luchó hasta el amanecer con Iaacov
lo sabías desde siempre
porque eras parte de sus planes,
quizá menos sabio pero prudente
te enseñó el camino
del exiliado judío,
hasta perderse en las llanuras argentinas
y ver de regreso tus sueños,
con la nostalgia romana
de otros años,
como los que vivió Kafka
al desnudarse ante sus  propios fantasmas.



……………………………………..

“En todo hablar hay una pizca de desprecio”
decía el hacedor de infiernos, tras la muerte de Dios,
pero no lo decía por él ni por sus devotos:
lo decía porque al brotar las palabras,
se envilecen al no reflejar el pensamiento.
Somos el arco por donde pasan
las trivialidades de la razón
al manuescrito de la verdad,
aunque esta esté hecha de rescoldos
a trazos de humanidad.
Estamos hechos a pinceladas de perfección
y un mundo  de equivocaciones,
pero el relato del alma, amigo mío,
es la perfección de la síntesis,
el vértigo del arte danzando
sobre las languideces del espíritu.

Recuerda que en todas las obras de genio
descubrimos nuestros propios pensamientos,
decía Wilde y tenía razón:
no se describe la vida con un soplo imaginario;
el caos nos habita y nos lanza
al torbellino de la incertidumbre;
en eso radica el dolor de ignorar.
Basta ya de incongruencias:
distinguir el rostro de la naturaleza  humana
es un arte difícil de imitar
y no quiero hacerme la misma pregunta al final:
¿En dónde vi lo que vi, si fue que vi?





Apacigua tu mente y ve por buen camino,
no mires hacia atrás, pues el cielo está enlutado
y si lo haces desaparecerá el sendero
que habías inventado para tu próxima jornada.
Camina despacio bajo los árboles
y si encuentras las huellas que dejaste un día
será porque las borrascas de la vida
te llevaron a lugares insospechados
No se vuelve al mismo lugar dos veces
como Heráclito, entonces sabrás
que uno puede andar en círculos
por la frondosa hierba, pero la  vida y sus aromas
se esfuma en pequeñas languideces
como no es posible engredar
dos veces la misma idea.
Ve por buen camino y no mires hacia atrás.



Cuéntale al manzano lo que viste
desde  la roca ennoblecida de tu voz;
no te enojes contigo ni detestes a nadie
que en el pulso de cada golondrina
un nuevo invierno asoma.
Te habrás aprendido de memoria
la música del viento en esas latitudes
donde se oye una quena y una flauta llora,
evocando historias de reyes  monolíticos
hechos ayes en los picos de los Andes.
Cuénta tu  historia,
de libélulas prehistóricas
y héroes descalzos
atravesando horizontes.
Dile al caminante
que atraviesa llanuras de cuarzo
que hace tiempo buscas
tu otro yo en la intrincada maleza
y solo encuentras huellas
del que jamás pasó,
como si de tanto desandar
te hubieras multiplicado
en los ojos de la noche.
Cuenta cuanto viste
al que navega en tu interior.


Hay pueblos perdidos en la niebla;
pueblos dibujados por el fulgor de las estrellas;
pueblos sumidos en silencios profundos,
de extrañas realezas mancillados,
cocidos con el barro de la ausencia,

como si de tanto irse,
las gentes prefirieran
su eterna
condición de fantasmas.


Esa música, es en realidad
una escalera para bajar los sueños
que nadie soñará;
se empeña en ser fuego
que arderá en la oscuridad.



Las  miradas se parecen
sobre pasaje bíblico del faraón
crean puentes
por donde pasan los herejes
a blasfemar
por aquello
que ellos mismos
inventaron.



He visto agitarse mi alma
por la senda que pisaste
y no encuentro tu osadía
por ninguna parte,
como si de repente
te hubieras ido a jugar
con el viento
y el tiempo
te hubiera llevado
a un paseo lunar.
Mi alma impresionada
por tu partida,
recoge retazos de tu sonrisa
para  consolar
el fragor de tus recuerdos.


Casi siempre me dices que regresas
de Tandil, después de pisar barro
y pañetar paredes,
de una hilera de casas
que termina en el horizonte
y empieza en el infinito.
Vuelves con los ojos cansados,
cuando la brisa
levanta las hojas secas del parque;
intuyes las quejas del viento
entre las hojas
y te resignas a recoger los pasos
que esta mañana parecían felices.
Cada amanecer es así
desde cuando te fuiste.



¿Qué distancia hay entre Valparaíso y Sorrento,
o esas playas donde se bañaba Ulises?
Quizás no lo  sepas, o te resignes a pensar
que  es lo mismo ir de piedra en piedra
detrás de algún objeto, o de una mujer malévola.
Dime: cuando regresas cansado
de mirar atardeceres
y en  tus manos crecen los almendros,
te acuerdas de tus dones
y sonríes en silencio
como diciendo: aquí estoy de más
porque mi casa es el mundo
y mi poesía el fuego
que arde en mis entrañas.
Volver a tus primeros pasos
es la consigna y de esa no escaparás.
Vuelve cuando quieras,
aquí  te esperamos
con tus pequeños mundos
y tus grandes anhelos.




Dijiste que vas para Mar de Plata.
debe ser una mala jugada
del tejedor de secretos
que se esconde en ruinosos rituales
para invocar los frágiles deseos
de los hombres
y en la plenitud de la palabra
construye palacios dorados
y laberintos siniestros
por donde pasan los deseos.
Si vas a Mar de Plata,
cuenta la leyenda
de aquel que obedeció
la orden del cielo
y se paró al frente
de colosales imperios
y diosas de piedra.
Diles que aquí
el viento dibuja nubes
con lápices de colores
y se embriaga de luz
en las montañas.
Cuéntales que una lágrima
es un episodio de pájaros abatidos
por el silencioso leñador
que desata misterios
en cada amanecer.
Diles que en Colombia
los dioses presagian generaciones
subterráneas e innumerables cuerpos
borrados por cuervos invisibles.
Hasta podrías decirles
que aquí el fuego abraza las paredes
y se aferra al infinito
con obstinada premeditación.
Deja correr la imaginación
por las calles indecisas
con caminantes imprecisos,
de este pueblo soñador de músicas
y sacerdotes indefensos
cantando di profundis
en las colinas blancas.
Si vas a Mar de Plata,
recuerda la timidez del agua
tocando las rodillas de una muchacha
y el  reflejo azul de una tormenta de luceros,
antes de naufragar en las torres de Orion.
Si vas a Mar de Plata
no olvides el cancionero
que dejastes al partir.



El olvido es implacable.
No dejes que lo dioses renieguen de ti.
Arregla tu maleta de sueños,
y, ve por buen camino.
Acaso encuentres a un transeúnte
ensimismado en su derrotas,
no te preocupes.
Él sabe ofrendar sus dominios
y fraguar el barro, como si fuera  vidrio.




La belleza como el viento pasa,
si quieres pregonar tus dones,
no injuries a nadie, no vituperes,
no hables con el hombre
de tremolante casco, que lidera la batalla,
no sea que formes parte del imperio
que esclaviza y somete.
En la ruta del tiempo
hallarás al bebedor de vinos
al misántropo pregonero
vestido de monje benedictino
que asomaba más allá de los astros
despojado de sus sueños.
La belleza es navío sin nombre
que extravió el horizonte
en  un horizonte de perlas y diamantes.






La vida no pasa de un golpe hijo mío,
la vida es una constante elaboración
de dioses falsos y extremas verdades
alguien se asomará y tocará tu vanidad,
y tú, iluso ejecutor de consabidos sueños,
serás un desconocido en otros brazos,
mientras la noche ensaya tenues danzas
y el cielo se adormece en tus pestañas.
“Cuando durmiereis en medio  de peligros
seréis como alas de paloma plateadas
cuyas plumas por la espalda
echan brillos de oro”
así dijo el poeta a su discípulo.
Y tú escuchabas al sabio
que hablaba con palabras simples.
Ahora, en medio de tus dudas,
no sabes descifrar el paso de la sibilina,
ni el conserje vestido de monje
que asusa los caballos.
Ves el mar, vestido de oro y plata
y no aciertas a entender
el arte de la naturaleza
cuando asoma caprichosamente
por las fauces de una ballena
o a al trasluz de un sauce
embelesado en sus abismos.
Algo va de tus dudas
al extraño que llevas contigo
y te da codazos para no ceder
a las cosas fáciles y te diviertas
con gráciles danzas
y sutiles músicas.
Cuando vayas al mercado,
no te acuerdes de los días pasados,
pide prestada la moneda falsa de la modestia
y pide lo que quieras,
te verán como un extraño
que olvidó su camino
y no sabes consumir langostinos
en banquetes millonarios.
La vida no pasa de un golpe hijo mío.
Cada golpe en la vida
es el resultado de un largo peregrinaje
de inciertas pesadumbres
y equivocaciones mortales.
Cuida tus pasos hijo mío,
en tierra extraña, serás
un pequeño aprendiz de soledades
un auscultor de falsos profetas
un hacedor de villanías,
un cazador sin caza,
un artista sin público.
Cuida tus pasos hijo mío
en medio de la noche
de ese país sin nombre.




Que tu virtud brille en mi
como el ala fugitiva de un encanto;
ayer hablaste de las maravillas de Cuenca
y de las doce casas construidas
sobre absurdos precipicios;
decías que las casas son bellas
pero las gentes hurañas,
¿De qué le sirve a un pueblo
tener casas y parques adornados
de perfumadas flores,
si sus gentes, olvidan las batallas
que les dieron la libertad
y osaron posar los pies
en palacios divinos?
Cuando vayas al teatro,
acuérdate de los 12 apóstoles,
que impregnados de miseria y devoción
ungieron sus almas en el rostro del profeta
y no supieron regresar
porque sus pasos se perdieron
en el mar de Galilea.
No sé si miras montañas
o largas planicies
en ese país sin nombre
donde habitaba Borges
con sus tiempos cíclicos,
pero donde estés acuérdate
que hay brumas en el alma más pura
y que una libertina te hace bailar
la danza de la vida
en impensadas noches de sosiego.
No lastimes a nadie,
ni al necio que de ti se ríe
ni al cobarde que decide marcharse,
hay en cada ser la huella del arte divino
y en cada rostro una estación de amor.
No olvides tus alforjas
cuando entres a la tienda
y una muchacha decida marcharse contigo.
A muchos les place cantar a medias,
busca en ti la melodía perfecta,
la que conjuga tus llantos y tus alegrías,
y ve por buen camino,
sin mirar atrás,
teniendo por guía tu pensamiento
y por horizonte tu alma en armonía.
Si decides venir a Colombia,
este país, te dolerá un poco,
pero tranquilo uno se acostumbra
y con los días

todo parece  normal
como si todos saliéramos al unísono
por la misma puerta convencidos
del mal de los vencidos.
Si te quedas allá,
no olvides tus canciones
ni tu morral de emociones.
Ve por buen camino hijo mío.








Si te queda el silencio,
unge tu cuerpo con vino
y déjate llevar de la cítara
que pulsa una muchacha lejana,
déjate llevar por las impresiones
y el oleaje de tus pensamientos,
quizás encuentres la sosegada playa
donde alguien olvidó una tonada
y te dediques a repasar
la estrofa que un héroe
abandonó en la arena
al salir de prisa
a conquistar a Grecia.
Bajo esos cielos
de cíclopes y princesas
te vuelves viajero del tiempo
te enfrentas a mares embravecidos
y en noches de tormenta,
elevas tus preces
con los lobos a la luna.
Piensa en los navíos anclados
en la arena, que no sabían
de quién eran las manos
del viejo capitán
y te dejaban pasar
por entre multitudes infames.
Al final de esta playa,
hallarás los lazos de los mirmidones
con los que arrastraban los caballos
muertos después del combate.
Se austero, muéstrate como eres
dale rostro a la belleza
y encárgate de tus duelos.
Algún viajero se acordará de ti
y de las generaciones tempestuosas
que te precedieron
en este largo viaje.





Cuando vuelvas a Tandil,
olvida los trazos en la circunferencia del tiempo,
toma unos sorbos de cute
mira las calles por donde pasaste
acompañado de esa bella mujer
venida de mares bravíos,
imagina con qué pasión,
pasaba la brisa
trayendo milagros
en las alas de los pájaros.
Aún eres un niño,
condenado a descifrar
los mensajes del viento
y a fraguar el barro de las casas
que otros construían
en tierras desoladas.
Aún no sabes quién pregunta por ti,
cuando alzas la voz
en medio de las multitudes
y pasas desapercibido
en medio de sabios y sastres.
Tal vez busques
la eternidad en un grano de maíz
pero eso es solo el principio
porque al final
sabrás que eres parte
de esa eternidad.
Entonces sabrás
qué es ser humano.



Cuéntale a la abuela lo que viste,
cuando partías hacia Mar de Plata,
cuéntale que viste un adivino mirando el cielo,
y una bailarina en el murmullo del viento;
cuéntale que un barco ebrio
trajo los mercenarios del trópico,
y en las irisadas nubes
un ladrón de Siracusa.
Cuenta de los veinte capitanes
sin rostro que entraron a la isla caribeña
y ataron a Cristobal Colon
hasta que el designio de los dioses,
capturó la belleza suprema
de las danzantes eritreas
y despertó al otro lado del mundo
en los mármoles de Abisinia.
Cuéntale, que viste mujeres preciosas
desandando el mar de tus sueños,
y tu espíritu encantado,
navegó sin entender
la distancia que media
el delirio y el pensamiento.
Haz de tu camino
un sendereo donde la brisa
inventa voces al pasar,
y en un altar de mármoles y piedras,
encuentras tu destino
conversando con la eternidad.

Cuéntale a la abuela cuanto viste,
en esa tierra de Borges y delfines;
cuenta las doce casas por donde entraste
y no te dejaron salir;
cuenta tus dones
cuando algún gendarme charlatán
pregunte tu documento de identidad
y te veas obligado a responder
que eres un colombiano indocumentado
en el país austral
donde los caballos mitológicos
corren para complacer a los apostadores
y el espíritu descifra las aventuras de los dioses.
Cuenta cuanto vieres,
en ese país de Anabeles y faisanes
hasta que en los secretos de tu alma
comprendas que la gloria de este mundo
es ser colombiano.



Atravesarás puentes de oro,
en la augusta perpetuidad del viajero,
y cuando la tarde decline,
traducirás la línea azul del horizonte
una moraleja, un chiste
un cuento a medio terminar.




Por lo callejones por donde deambulan
los gritos del guerrero clamando libertad,
pasa la multitud, murmurando cosas quedas.
Al llegar al teatro, aumentan los murmullos
cada quien quiere entrar primero,
sosegado, disponer su aliento
al aleteo  del primer verso.
Una luz desciende
al fondo de la escena
y levitando entre las sombras
la silueta de un arcoíris.
Una voz tremolante,
se alza en seráficas cadencias,
hurtando a la noche sus encantos.
El declamador  en trance
escribe la historia del mundo con sus labios,
las miserias de Musset, la lujuria de Baudelaire
las cadencias de Nerval, los sueños de Verlaine.
Un oleaje de ensueños y epopeyas,
atraviesa el recinto. La voz ondula,
en péndulos de amor y se desborda en cascadas
con rugidos de tempestad.
Una atmósfera de misterio
y salutación salvífica
se cierne sobre la consternada multitud
Cada verso es el enigma de las cosas terrenales
y en cada ser palpita el misterio
del espíritu.
¡Oh diafanidad, divino ensueño!
¡Con cuánta levedad el hombre absuelve
al vil asesino y a la mujer malvada!
Las carreras del hombre a sus abismos.
Las bajas diatribas  del espíritu.
Los condenados desfilan
por caminos malditos,
los libertinos, platican con la muerte
y un coro de Euménides,
apacienta el fragor de las estrellas.
Los imperios se levantan y sucumben
en tardíos cementerios;
los dioses esgrimen mortíferas sonrisas,
y el hombre, vil criatura,
se enternece contemplando sus desdichas.
Un soplo de niebla invade el espíritu.
La nada nos rodea.
La voz salmodia pesares,
los avatares de la triste humanidad
el nombre de la lluvia
el trágico esplendor
del imperio inca,
la caída de dioses colosales,
el alzamiento de Aquiles
y la risa de Holofernes.
Los pechos heridos por el zar de la palabra,
buscan refugio a las desdichas
y la niebla herida por el fuego
regresa de  un mar de arenas movedizas
al sepulcro donde habitan secretos ocultos.
Un tizón atraviesa las tinieblas del entendimiento
Y tizna de cenizas la razón.
El declamador,
levita sobre efímeros palacios
calcula las distancias
entre la muerte y el ser
y entra a la mansión de los astros
con bastón de sabio,
con un pregón de egregio paladín.
La multitud sobrecogida
por el licor amargo
de las verdades eternas
tiembla ante la impudicia
de los versos
que ciernen sobre el gran salón
su vaivén sin regreso,
su pulida nostalgia.
Cuando al fin cesa la tormenta,
aparece  un vago celaje,
como de estrellas en fuga,
como extraña floración de labios,
como erguidas maderas
sosteniendo
una larga sucesión de olvidos.
El poeta calla.
El declamador extiende los brazos
extenuado y vacío
como un miércoles de ceniza,
Silencio repentino,
como si nadie quisiera respirar
del fondo se alza un aplauso atronador
como si intentara rasgar
todas las rabias contenidas.

Las gentes van al teatro,
se saben diferentes y sin embargo,
buscan la perpetuidad de sus dudas
en la gloria de un aplauso.

El declamador resucitado
acude a la música del alma
para entender que en estos tiempos de secuaces,
alguien fragua para el alma
divinos tesoros
y en la ondulación de su voz
suenan campanas
para esclavizar doncellas
y libar por la vida
en la música de un verso.






PARA ALQUIEN QUE SABE QUE SABE
A UN DECLAMADOR

Cúbrete de esencias, modera tu lengua
perfuma con sándalo tu cuerpo,
ensaya delante del espejo,
y deja rodar cada palabra
con extremada suavidad.
Has de balancear los ritmos
y tocar el cielo con las manos,
que tu carta a jugar
sea la moderación
y el sacrificio,
no mires a nadie más que ti,
en la encrucijada
de tu puesta en escena;
busca el tono
en  los sentimientos
y corteja las  enseñanzas
de los sabios;
ve por buen camino
sin mirar al necio,
saca tu alma a pasear
y no te entretengas
ni en el místico
ni en el retórico;
a la hora de la verdad
estarás solo,
en la aventura,
ve por buen camino,
asalta los navíos del entendimiento
con la sola intensión de hacerte dueño
de sus tesoros ocultos,
no te embriagues
con el halago inocuo
ni con la lisonja barata,
solo has de entender
que el triunfo es un impostor
y la gloria efímera.
Cuenta cuanto viste
en la aventura humana
sin exagerar,
no cantes victoria
antes de empezar,
templa tu espíritu
serena tu rostro,
saca tus naves,
y viste de corsario
o de murciélago
cuando así
lo exijan las circunstancias;
señala a los arquitectos del mundo,
con pasión y desenfreno
y cuando te encuentres con villanos,
interpreta sus vicios y aventuras,
pues ellos son retratos
de la triste humanidad.
Y cuando debas
viajar con tus cadencias
al país de los virreyes,
se prudente, emplea el juicio,
¡cuántas veces el poder envilece
y  la ternura languidece
en manos de un rufián!
No te fíes de nadie,
pues en el camino de tu andar,
estarás solo.
Aléjate de los reyes del hastío
y no malgastes el tiempo
en elegantes caballeros,
aprende del humilde segador
pues la virtud es un don
y la hipocresía una afrenta.
Traspasa los muros del silencio
y mira dentro de ti,
el hombre se envilece
al contacto con la riqueza
la espiga se doblega
al impulso del céfiro.
Aprenderás a ser sabio
si obras con justicia
y un perfume angelical
bordará tus palabras
en la escena.
Busca la música
sumérgete  en
sus divinas formas,
camina presto
al borde de tus sueños.
Y cuando todo acabe,
cuando el pueblo te alabe,
detén el paso,
mírate por dentro
declamador ignaro,
sé prudente con el elogio
y riguroso en la corrección,
los dioses
visitarán tus naves
y a cielo abierto
expandirás tu espíritu.






EL HACEDOR DE INVIERNOS

¿Recuerdas al hombre que descifraba
horizontes en la niebla
palacios de jazmines y torres inclinadas?
¿Recuerdas su memoria
perdida en las ruletas del tiempo?
Lo veías pasar con su presencia múltiple,
construyendo caminos
haciendo alarde de una fuerza formidable
para adelgazar distancias.
Solía pasar como el viento,
borraba la memoria de los árboles
contaba historias con las manos,
y platicaba a solas con los misterios
de la noche.
Solía adivinar las formas de las nubes
y presagiar tormentas.
Una tarde se dio a la tarea
de inventar casas de adobe
y construyó casas hasta el infinito
hasta donde la mirada alcanzaba
y no contento con eso,
les enseñó a mirar despacio
a entender los suspiros de Dios
en los cálices ocultos del destino.
El hacedor de inviernos
se adelantaba a todos.
Se volvió un misterio su presencia,
medio humano, medio divino,
solía hablar con los jueces de la lluvia
y hacer que las casas se levantaran
por toda la eternidad,
con un pregón de trueno,
con una voluntad de estatua.
Convertía en adobe la tierra baldía
y hacía mil casas a la vez
así hasta que la tierra se llenó de casas
y los otros constructores se fueron
a dibujar barquitos de papel
porque él
se había inventado la fórmula precisa
para poblar el mundo
de casas y más casas.
Una tarde se durmió bajo un almendro
y soñó que habitaba una patria desconocida
que debía regresar a sus inviernos
entonces la lluvia desató torrentes sempiternos.
La tierra se pobló de inviernos
y   las casas flotaron
para siempre
perdidas
en el
tiempo.
Cuando despertó,
se acordó,  que él, solo era,
un puñado de barro
en las casas
de adobe.

EL CONSTRUCTOR CANSADO


Acuden a mi mente tus palabras:
“a veces siento el cansancio de los días,
me duelen los músculos
y duermo a medias pensando
en la jornada que me espera”
“en cada martilleo en cada azada,
tengo la vaga impresión de haber vivido
un siglo de ausencia sin los niños.
Entonces vivo triste
en esta tierra absuelta de pesares”
mido en tus palabras
la soledad de Dios,
las dudas de la ausencia
y empiezo a recordar
tus afanes de niño consentido,
tus locuras
y tus largas jornadas a los páramos
donde solías hablar
con duendes y princesas
eras el rey de la casa
campeón de ajedrez
y silenciador de madrugadas.
Llenabas la estancia con tu risa
y le contabas a los dioses
tus proyectos.
No te duelan tus ausencias
ni los cantos  que no pudiste entonar
Perséverate, se valiente,
No lastimes tu cuerpo


VIVES EN MI
.
Como un papel al viento,
así  es la vida,
los años pasan
y con ellos los encantos
que dejaron
en ese pasar profundas huellas.
Dibujas en la sombra
del ocaso,
la pequeña
luz que nos alumbra,
la tersa
piel de una caricia,
el dulce
calor de aquel abrazo
que en tu inocencia fue
la embriaguez de mi alma,
la dulce ensoñación
de tu belleza.
SENSATEZ

¿Dónde está esa luz
que alumbraba tu sendero?
¿Acaso, se quedó en tu pecho
y resignada
ya no saldrá jamás?
Buscarla toda la vida
será tu grata tarea
al final
comprobarás
que tú eras la luz
y sin hallarla
estuviste iluminando
con tu abrazo
todo aquel
que se acercó a ti.
Busca la luz
dentro de tí
búscala.




EL TARDÍO VISITNTE DE TANDIL

Tandil es ahora tu ciudad,
habrás aprendido su elaborada geografía,
tallada por algún dios
de iluminación perfecta.
Te habrán contado la historia
de la piedra ladeada,
la misma que caía a los abismos
y de allí se levantada
en oleadas colosales
para impresionar
a los viajeros.
Serás extraño en esas tierras,
te valdrá recordar
que Argentina y Colombia
respiran la patria de América
y en sus héroes
la libertad es un estandarte
para atravesar la eternidad.
Tandil es un emblema
para adornar la tierra
de arte y de belleza.
No serás extraño en esa tierra
y de allí regresarás
con la aguerrida forma
del tango y la milonga,
y si una cortesana
de ofrenda una sonrisa,
a Tandil regresarás
y de allí no querrás salir nunca.
Se paciente,
mientras Tandil
te vuelve a enamorar.



18 DE MAYO

Algo esquivo
queda temblando
en la lejanía.
Algo parecido
al misterio
de unos pasos
perdidos en la sombra,
o la oblicua forma
de un sinsonte al pasar.
Tu voz suena metálica y perfecta,
en medio de la noche
de ese mar embravecido
de eternas lejanías.
De repente,
tu voz se eleva
traspasando el continente:
el dieciocho de mayo,
ese día
partiré para Colombia,




OTRO HOMENAJE A LA CURSILERÍA
José Emilio Pacheco (México)

Me preguntas por qué de aquellas tardes
en que inventamos el amor no queda
un solo testimonio, un triste verso.
(Fue otro  mundo: allí la primavera
lo devoraba todo con su lumbre.)
y la única respuesta es que no quiero
profanar el amor invulnerable
con oblicuas palabras, con ceniza
de aquella plenitud, de aquella lumbre

OBJETOS DE SILENCIO
Rafael Courtoisie (Uruguay)

En una reunión, en medio de una conversación animada cae, de pronto, una piedra invisible que provoca la interrupción del diálogo. Los rostros se miran incómodos y alguien carraspea.
La tensión dura apenas unos segundos, hasta que alguien decide recoger el objeto y reanudar el diálogo con una frase común. Pero en la habitación queda una marca indeleble que las palabras no pueden ocultar.


ARS POÉTICA
Rafael Cadenas (Venezuela)

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que no es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras.
Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, que me conoces, mi mentira,
Señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.





PRECISIÓN

Con indeleble grafía,
la noche escribe
pesadillas
sobre
la piel
del destino.


MEDITACIÓN A DESHORAS

Los devotos entran al templo
vestidos de nostalgia,
sin percatarse
de su limitada
sabiduría.
En ese lugar de húmedas cenizas
brilla el espíritu en agitadas consignas,
y nos llama a visitar mansiones celestes
en cada  oración que los labios pronuncia
para calmar la humana decepción
el porte imaginario de las culpas
que hacen mella en la
frustrada desolación
del alma en
sus abismos.

Pero tú entras con la prestada sonrisa
de  otros tiempos a limpiar la conciencia
como  si alguien agitara una consigna,
como si de tanto pensar en cosas vanas
te hubieras detenido en divinos presagios
y dejaras al mundo sus menudas falacias.

Al salir serás otro,
tal vez ese
que imaginabas
a solas
cuando
el mundo
perecía
en su
nobleza.

Vuelve a empezar
todos los días
cuando de ti
te despidas
y encuentres
tu otro yo
jugando
a ser
divino.

CUENTA CUANTO QUIERAS
.

Oye pequeño aprendiz
¿Quién adivinar pudo
tus íntimos deseos,
si a nadie le comentas
tus desdichas
y pasas indiferente
por las puertas
del olvido?
¿Quién envidia tu porte de galán
en las pampas argentinas?
¿Acaso caminas descalzo por las playas
repasando las canciones que olvidaste,
o los  poemas que nadie escribirá?
¿Te acordarás de las pequeñas cosas
que te hicieron saltar de alegría
ante el pocillo blanco
donde veías en escena
tu última invención?
¿Te acordarás que aquí estuviste
declamando por doquier,
como si quisieras arrebatarle a los poetas
su tono musical?
Esta casa espera por ti
pequeño aprendiz.
Vuelve cuando quieras,
pero eso sí,
ensaya antes
de empezar a contar tus aventuras
pues nadie regresa ileso
de un recuerdo.
­­­­­­­­­­­­­­
A veces el timbre de una voz,
se parece al tono familiar de una tormenta,
porque  nos pone a punto de zozobra.
Vuelves a la ciudad de las murallas
y  palomas encendidas,
a contarnos de alguna fiesta ebúrnea
maquillada con tambores ultramarinos.
Buenos Aires, es el reflejo
de mares de diamantes
y parques de próceres eternos
eso te da la dimensión de tus plegarias
y las cosas que Dios ha hecho
en los parques  argentinos;
eso te magnifica por dentro
para decir:
qué ciudad tan hermosa,
cómo hizo Dios
para soñar tanto!
Serás otro cuando
regreses del lugar
de los sueños.




Ve por buen camino hijo mío
y no mires hacia atrás;
ni las velas que alegraron tu viaje,
ni los rostros que te amaron;
lo pasado, pasado está;
no te detengas a contemplar
tus emociones;
mantén la cordura
y el ojo atento
a cuanto pueda suceder
hoy, en este instante.
Es todo cuanto tienes.
La vida se hace de retazos de ilusión
y un poco de verdad.
Mira con dulzura la ciudad que habitas
y a  la mujer que a tu lado suspira;
mira con ojos de libertad el mundo
y si a Tandil regresas,
diviértete, sé niño,
echa a volar
tu
imaginación;
sé benigno
contigo mismo
y no vuelvas
donde una vez lloraste;
derrota a la tristeza;
ríe de buena gana
ríe cuanto puedas
ya habrá tiempo
para la piedad
de tus nostalgias.
En Tandil
las casas le levantan
al compas de algún suspiro,
y los rostros son tatuados
con truenos y relámpagos;
advierte hijo mío
que en esas tierras
las gentes sueñan
cementeras
en los predios de Dios
y se levantan airosos
a destronar auroras
para alquilar balcones
que dan al infinito.
Sé prudente
feliz hijo mío,
Tandil te lo dice de nuevo.











­­­­­­­­­­­­­­



CANCIÓN DEL AFILADOR
Juan Manuel Roca (Colombia)

En las viejas piedras del jardín
he visto brotar estrellas al contacto del cuchillo.
Se que en la punta de un puñal
cuelga un grito
y que hay puñales que evitan las heridas,
que redondean la silueta
de una bella mujer en un panel de circo.


He visto en un grabado
una daga huyendo clavada   al lomo de un venado
o, en un sueño, quizás
una navaja recorriendo el cuello de una dama.
Oigo un lejano tintineo de metal
por las calles que conducen a la noche,
pues los cuchillos se desbandan
en noches de luna,
se agitan en la pretina del ladrón
o en la mirada oculta del guerrero.
Pero ningún puñal de sombra tan hiriente
como la larga ausencia de tu cuerpo.






ARTE POÉTICA
Vicente Huidobro (Chile)

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga.
Como recuerdo en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Por qué cantáis a la rosa /¡poetas!
Hacedla florecer en el poema;
solo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeño Dios.






LA CERTEZA DEL CAUTIVO

Puede que te hayan cautivado
las puestas del sol
o la cabelleras
de las argentinas;
puede que las borrascas de la mente
te hayan tendido una trampa,
y amanezcas sojuzgado,
por algún dios enfermo,
pero estás en libertad
para izar banderas
sobre campos de opresión
y esclavitud.
Puede que te desprecien,
y profanen tus templos,
“puede la tierra deslizarse hacia la muerte”
puede brillar el sol en tu morada
y sin embargo sentirse abandonado
por los dioses y los astros;
nadie
cruzará en vano tu camino
para entonces, habrás aprendido
la humildad
en un grano de maíz.



ESTAMPIDA

Por los cuatro costados del mundo
llegaban derribándolo todo
como una horda milenaria
barrida por el viento;
destruían cementeras y quebradas,
y a cielo abierto entonaban
épicas faenas
de guerreros invisibles
que consternaban sus mentes:
llenaron las planicies,
y los acantilados,
y en un silencio
que pareció eterno,
espiaron por el ojo del mundo
los cuatro del concierto;
se encendieron las luces,
y una guitarra
rasgó la multitud
con un lamento;
la voz del ídolo
partió en dos los tiempos
de la espera,
rugió la multitud.
De repente algo cambió para siempre,
el aire se enrareció
y el cielo se tiñó de rojo;
la multitud enrarecida
desató la estampida,
salían gritos de aquel
campo de batalla,
el hemisferio se inclinó
y de aquel lugar incierto
solo quedó
la voz del índio SOLARI
enhebrando la tragedia.
Todo lo viste desde lejos,
como una visión apocalíptica
como un tizón al viento
destrozado por un gigante.
De regreso a la vida,
el cielo era azul
y azul la mirada del relámpago
que atravesó las fronteras
de la verdad y la mentira,
eso que deja la inconciencia humana
rescoldos de ese algo
que se pierde después
del acto solemne
de las bromas de Dios,
jugando los dados de la muerte.
Ya no sabes
a dónde  van tus pasos,
cuando intentas
relatar la historia
que quedó en el campo de batalla
y los rescoldos
del fragor humano,
cenizas
de gritos,
fragor
de soledades
atravesadas
por el tiempo.
Cuénta la historia que viste
rodar por los abismos
de las pampas argentinas.









Haz de saber
que en este trajinar por la vida,
se desproteje la conciencia,
ocasionando males
así nadie sabe
del cielo que anuncia
los infiernos.
 Antes de viajar
asómate al mar,
cuénta lo que viste en tu interior,
no malgastes el tiempo
en pesares
o malas jugadas del destino;
antes de viajar
limpia tu alma
echa volar
tu imaginación.


UN VESTIDO PARA TU PARTIDA

Si has de partir
que sea primero
de tus viejas convicciones;
el río bebe sus sombras
y el mar se embriaga
de ausencias;
muchas estrellas
se multiplican en tus ojos
y el necio resplandor
de alguna idolatría
te protege;
si has de partir
que sea primero
del lebrel de tus pasiones;
de tus sienes ardientes,
pasarás
a alguna puerta olvidada
a alguna aldaba sin sol,
o acaso algún penacho
abandonado
en el templo de dioses
plausibles de silencios
y salutríferas canciones;
si has de partir,
que sea primero
de tus verdades eternas
y tus ideales precarios;
el invencible infinito
te protege;
antes de partir,
ve primero
al lugar de los vientos,
busca los sonidos ocultos,
aprende a tocar
alguna melodía,
antes de partir;
una ave dormida
triunfará en tus predios
y tocarán a vuelo las campanas
cuando decidas
recuperar
los mármoles del silencio
y adviertas
el vacío de los cuerpos
que golpean tus ventanas;
antes de partir,
revisa
tus pasajes internos
aléjate de augurios
y torrentes monstruosos.








LA INAUDIBLE VOZ

Ayer oí al otro lado de la línea
una voz que a tramos se perdía
en los intervalos del tiempo;
era la voz inaudible de tu acento
pugnando por salir de alguna lucidez
o de algún laberinto,
no sé, fue tan simple:
de repente… silencio,
y el que estaba, ya no está.
Me pregunté si alguien
te arrebató la risa
o un turbión de niebla
te arrebató las palabras.
Al otro lado
silencio,
un temblor de geranios
perfumó mi alma
con la dulce esencia
de la resignación.
Callé y ya nada fue;
Te habías ido
de mi,
a veces pienso
que eso no es raro,
casi siempre
se van de mi los seres amados
como si no soportaran
mi presencia,
como si nada
los atara
a mis locuras.
Ahora me consuelo
pensando
que fue
una simple
ilusión,
tu voz
venida de tan lejos,
donde no sé qué harás
y dónde reposan tus sueños.
Cuida tu acento hijo mío,
no sea que en esa lejanía,
alguien te arrebate el silencio
y tengas que aférrate a las palabras
para poder vivir.



ITINERARIO DEL DESEO.

Dicen que cada quien vive la vida
como quiere y así ha de ser,
pero tú te empeñas
en vivir otras vidas
en tu vida
y  soñar
lo que otros sueñan
en tu afán
de reflejar
en los espejos de tu alma
los despojos
de otros sueños
cuando nadie
se inclina
a recogerlos.
Deben ser tus pensamientos
obligados al rigor
de las pasiones,
o alguna forma indecisa
brillando en la penumbra.
No olvides que la poesía
“vuelve como la aurora en el ocaso”,
dijo el buen Borges,
y se dispuso
a claudicar
en los espejos.
Regresa del milagro de los sueños,
vuelve a la vida simple
la que siempre te dijo,
que pensar solo es el reflejo,
de alguna herrumbre
de lo eterno,
alguna forma sutil
de hacer dos veces el camino
en las cenizas del deseo.
Vive la sencillez
de un grano de mostaza,
fabricando los tronos de Dios



ENTRE EL AMANECER Y TÚ

Otro amanecer
y otra lucidez.
¿Cuántas veces
habrás pensado
en la trasparente lluvia
de la ausencia,
en las cosas
que van y vienen
y nos consuelan
y pasan
sin dejar ninguna  huella,
ninguna cicatriz para el olvido.
La vida amanece en cada ser
y en cada pétalo se renueva la flor;
¿Qué es la vida sin ese amanecer?
Una simple gota en el vacío,
Aléjate de déspotas y sabios
que pretenden transformar el mundo,
si alguien predica la humildad
aprende el artificio para tolerarlo,
asiste al banquete de los cortesanos,
mas no te fíes,
ellos suelen ser pulcros con sus legionarios
y sofistificados hipócritas.
Se paciente, no te distraigas en pequeñas contiendas,
y no malgastes el tiempo en conciliábulos de cantina;
comparte tu vida con mujer virtuosa,
antes que con su belleza
no olvides
“que de la red de oro cuelgan arañas repugnantes”
Dices que el frío del otoño empieza,
eso te hará bien,
hay que saber contar los relatos de la naturaleza,
para vivir bien,
eso, y dejarse llevar de alguna lumbre
que perfume tu vida
de dorados soles.




INALCANZABLE

He decidido escribir para ti
pensando quizás
que al escribir,
puedo arrebatar de mi memoria
el día que te fuiste,
tu mano levantada
y tu sonrisa ingenua
casi sumisa
ante la partida.
Todo en vano,
cuanto más intento
nada alcanzo;
algo me dice
que estás más allá
de mis palabras.




IDEARIO DE LOS ESPEJOS

Dicen que Pitágoras escribía en un espejo
y los hombres leían los reflejos,
esas son argucias de Borges,
amante de lunas y aguas transparentes;
creo que sabía que alguien nos mira por dentro
y no atinamos a saber de quién se trata,
pues somos reflejo de otro espejo,
o de alguien que se mira sin piedad
y se arrepiente.
Yo por mi parte pienso en ti,
con la dulce devoción de los espejos
que copiaron tu alma en mi memoria
y de tanto repasar esta historia
se volvió asunto de mi diario transcurrir.




LA NOCHE INDESCIFRABLE DE TU SER

Alguien escribe jeroglíficos en el aire
y  copia músicas celestes,
deben ser las manos de Dios
adivinando tu presencia
en tierras  argentinas.

Habrás aprendido a ver el mar
en la trasparencia de tu espíritu;
serás el otro que esperabas,
en el dintel de puertas invisibles;
te habrás imaginado en otro rostro
en otras soledades
en otras playas olvidadas.

Tallar tu rostro en cada experiencia,
y en cada mirada,
en cada rostro amado
o en un simple transeúnte,
es trabajo de un instante
o de toda la vida.
Cada árbol y cada ser
te multiplican
en los estrados del destino.
Aprende a tallar estatuas de silencio,
ve por buen camino y no malgastes el tiempo
en las pequeñas trampas de la vida,
no se vive dos veces la misma ilusión,
el cuerpo zarpa
y nosotros navegamos a la deriva
sin entender  las huellas
de los acontecimientos.
Somos un poco fervor,
un poco traviesos duendes,
perdidos en un mar de incertidumbres.

Alguien escribe historias detestables
en amargas noches,
saca a flote tu lucidez
y ve con premura
donde el agua aprende
el oficio de la simplicidad.

Mira ese cuadro
de invisibles flores
y tallos de silencio,
cuadro de rostros diamantinos
y mares descubiertos
por bárbaros Atilas,
allí estarás,
calculando
la circunferencia del tiempo
y tu osadía
de mirar lejanías
con los ojos prestados
de la ausencia.

Se cauto hijo mío,
atiende las señales en el cielo
cuando alguien escribe
jeroglíficos de amor.



IDEARIO DE LOS ESPEJOS

Dicen que Pitágoras escribía en un espejo
y los hombres leían los reflejos,
esas son argucias de Borges,
amante de lunas y aguas transparentes;
creo que sabía que alguien nos mira por dentro
y no atinamos a saber de quién se trata,
pues somos reflejo de otro espejo,
o de alguien que se mira sin piedad
y se arrepiente.
Yo por mi parte pienso en ti,
con la dulce devoción de los espejos
que copiaron tu alma en mi memoria
y de tanto repasar esta historia
se volvió asunto de mi diario transcurrir.


PRECISIÓN

Hoy sé de ti por este cielo abierto,
por esta sinfonía,
hoy se de ti por esta sensación
de aprisionarlo todo
en un instante;
hoy se de ti
por esta transparencia,
por este lugar insólito
donde me habito
pensando en ti.
Hoy se de ti,
por el pájaro detenido en el aire;
no se si alguien escribe por mi
o me dicta desde secretas sombras;
como si alguien pulsara mi mano
mi mano detenida en el aire
como la tuya aquella noche de junio.
Hoy se de ti por
esta luz de errante cabellera
por este camino de esmeraldas,
por este canto indefinido
pulsando la nostalgia,
por esta
mirada detenida en el paisaje.
Hoy se de ti
porque alguien escribe tu nombre
detrás de los espejos,
y vuelve el coloquio
de los muros grises.
Hoy aprendo
que estar lejos
en la voz de los truenos,
es vivir
la epopeya del silencio
en la triste mirada de los sauces
y en esa melodía
que se pierde
en mitad de los cielos.
Hoy se de ti
por el corazón del agua
por las cosas repetidas
que revolotean sin cesar
en mi alma.

 TENENCIA.

Quisiera caminar al lado  de un poeta para decir lo que tengo que decir, pues no encuentro cómo contarte  que en algún lugar luminoso donde se pierde el oro de la tarde, estás recordándome que asisto al velamen de los sueños y  quisiera saber,  dónde estás, si tienes presente tus proyectos. Tus compromisos con la vida. Si en tus pasos se repiten otros pasos, o simplemente caminas por las calles de Tandil, repasando  historias borrosas, pequeñas contiendas de  conserjes invisibles y lápices odiosos. A veces pienso que cada instante se repiten los segundos y con ellos nuestros actos, sin dejarnos pensar en lo efímeros que somos, en la escasa partitura, que escuchamos de la gran sinfonía del universo. Debo entender que cada día es un milagro y que en tu conciencia habrá combates, imposibles de descifrar, mas no importa. Lo único verdaderamente importante, es saber vivir, poniendo en cada instante todo nuestro ser, y aprender de los demás cuanto nos pueden dar. Los seres humanos siempre tienen algo que enseñar, de sus debilidades y grandezas. Emprender la jornada pensando que todo saldrá bien y que nada cambiará por fortuitas que sean las cosas, nuestro estado de ánimo. Cuídate  hijo, se feliz.




ESCULTOR

Deja que tus actos modelen tu cara,
el viento de las emociones tallará tu rostro,
esculpirá tu cuerpo mientras el tiempo pasa
y se redime en tus ojos sedientos de luz.

El inventor de apriscos siderales,
moldeará tus facciones,
y tus cantos.

Cuando cantes,
alguien cantará por ti,
no es tu canto
otros cantan por ti
solo así aprenderás
un canto nuevo.

Escucha el paso silencioso de las estrellas
cuando alguien susurre a tus oídos;
en cada ser parpadea la eternidad,
mas solo adviertes su presencia,
en el rumor que dejan
tus pensamientos al pasar.

Deja al tallador su oficio,
dedícate a ser sabio,
consultor de antiguos monasterios,
descifra el enigma de tu vida,
en los ojos de quien te mira
y no comprende,
pues más allá del artificio,
todo regresa al misterio de la vida.

Deja que tus actos modelen tu rostro
con el sabio escultor;
con el tiempo descubrirás
para bien tuyo,
que la vida
es el mejor
escultor
de monumentos.




TRAVESÍA

Voy por lugares insólitos
buscando dónde hallar tu sonrisa ingenua
y tu ansiedad de niño sitibundo.
Tal vez alguien responda a mis preguntas,
en alguna fonda o en un salón
de ensortijadas hojas
y niñas de adorable belleza,
pero tu acento, tu mirada de niño bueno,
¿dónde está?
¿En un raudal o en los huracanes?
¿O en las pampas argentinas,
donde vives con prestadas frases,
la dicha de ser colombiano?
Voy preguntando por ti
a los cuatro vientos,
a los héroes somnolientos
que partieron en dos la tierra,
a los incautos transeúntes de Cuenca
a las bailarinas chilenas,
a los flautistas de Cusco,
y no hallo respuesta.
Tal vez si le pregunto a Dios
me  sepa dar una respuesta.
Tal vez cuando te alcances,
en  esa carrera invencible
que casaste al salir de casa,
encuentre la respuesta.

Se valiente hijo mío
cuando encuentres el camino.




INTUICIÓN

No puedo oir tu voz
es cierto
pero puedo intuir
tus apuros
en medio del asombro.
No puedo contar tu historia
porque la escribes
en lugares lejanos.



_______________________
EGÓLATRAS DE VIDRIO Y TALISMÁN
Al otro lado del mundo
los  idólatras cantan ilusos himnos
a los dioses;
saben  que los hombres
abren las puertas
para que entre la peste
y asesine a los mendigos.
Al otro lado del mundo
la gente  entra a los monasterios
con ropajes impecables
y rostros de imperturbable expresión;
saben
que en las montañas de Sión
las muchachas se despojan
de sus vestiduras
cuando escuchan  al profeta
repetir imprecaciones
a los impostores del reino.
Pero aquí, en este lado del mundo,
ningún profeta asoma,
y si lo hace es por descuido
porque están arruinados
de tanto predicar en el desierto.
Escucha al profeta, hijo,
no sea que de tanta indiferencia
un día despiertes
en un país sin nombre
calculando el vacío
por el que te fuiste
y no encuentres
la salida.


__________________________---


Solo escuchó el eco profundo
de un lamento,
algo parecido al misterio;
una incierta lobreguez de lejanías,
como el vuelo tronchado de un ave.



LA ENCRUCIJADA DE KAVAFIS

Lléva todo cuanto tengas a tu alcance,
lleva tus sandalias para el desierto
y no repares en el beduino
de tosca barba;
ni en la princesa azul
qué conquistó Malacia;
ni en los héroes de Damasco;
a tu destino has de llegar,
cuando el sol haga círculos de fuego
detrás de tu sombra;
si te detienes a recoger lisonjas,
perdido estás;
no los escuches
no malgastes el tiempo;
se valiente cuando
tengas que pasar ríos turbulentos
y en las murallas
de la vieja ciudad,
devuelve la sortija
al anciano
que grita improperios
a los traficantes de Abisinia;
se prudente
con los encantadores de serpientes,
que tienen un ojo mágico
y condenan al suplicio
el sonido de las flautas;
detente a conversar
con los compradores de camellos
pues ellos poseen en sus lenguas
las memorias del desierto;
si te da por entrar a alguna tienda
donde una bailarina
enseña sus cadencias,
relájate, piensa en sus ojos de arena,
y sus certeras audacias
para embrujar extranjeros;
ve por buen camino, hijo mío
y no mires hacia atrás,
ni las naves de los Zelotes,
ni el incendio de tu memoria,
postergando los días.
Son tiempos cruciales
y la tierra mancillada
por cíclopes y asaltantes
está a punto de perder
la línea imaginaria
de su inclinación meridional.
Ve por buen camino hijo,
y no pierdas la cabeza
por una cintura hechizada
ni por el brillo del metal,
a tu destino llegarás,
sin traje,
pero virtuoso
y condescendiente
contigo mismo.




Más allá de los cerros,
una nube asoma
a perfilar los senderos
por donde andará el cielo,
y tú, pequeño aprendiz
de siderales músicas,
¿qué harás a estas horas?
Mira los reflejos de tu alma


EN LA CASA DE LOS SUEÑOS

Por lo pronto estás a salvo
de minotauros y plagiarios;
de todo eso estás a salvo,
pero, de ti ¿Quién  te librará?
Mira a tu alrededor:
al vendedor de baratijas,
la bailarina de los siete velos,
el lanzador de cuchillos,
el traficante de diamantes,
ellos darían sus vidas
por un instante,
con el hacedor de lejanías,
que una tarde se perdió
por los túneles del tiempo,
y desde entonces la tierra
está vacía de esperanza.
Fíjate con quién andas
y a quién confías tus secretos;
no sea que un día
encuentres vacía la casa de tus sueños,
y algún gendarme
te conduzca al laberinto
de los siete mares,
y te halles del otro lado,
habitando un mundo,
de inauditas princesas
y monarcas siniestros.
Todo puede suceder,
cuando estés despierto
y te halles a solas
con tus pensamientos.




ESPEJISMO EN BUENOS AIRES.

Es probable que hoy no esperes a nadie;
que incluso te olvides de ti mismo,
o, que pases desapercibido
en algún parque de Buenos Aires,
o que los habitantes de Tandil
te saluden y tú indeciso,
mires a la mujer
que llevas a tu lado
con las ropas ajadas por el viento;
es probable que las gentes no se den cuenta
que vas con una mujer invisible
cantando himnos de alabanzas en tu piel,
y tú poseído de heroísmo,
entones a los cuatro vientos,
canciones inaudibles;
muchos te creerán seducido
por el mal de los ocasos,
pero tú, fabricante de sonrisas,
te sentarás
a recordar la patria que dejaste
y amarás ser transeúnte del mundo
porque así nadie descubrirá
la nostalgia  que te asedia
en medio del populacho envilecido.
Cuando alguien te salude,
te habrás ido,
nadie sabrá
que en los parques de Buenos Aires
camina tu pensamiento
sin prestar atención a los vecinos,
ni a la mujer invisible
que a tu lado te acaricia.



ALTISONANCIA

La noche se diluía
como agua en los vitrales;
nadie veía por mí
la agónica despedida.
Dónde podré no verte,
si en todas los lugares
y a todas horas estas presente.
Esa noche de junio
te fuiste con la sonrisa fácil
y sin la voz trémula
dijiste “hasta pronto”
como si el adiós fuera un milagro
y cada puerta
dibujara la estatua del silencio.
No habrá
quién recuerde
tu mano levantada
presagiando
la memoria de la ausencia.
La ciudad quedó vacía de repente,
con un rumor de voces
con una sensación
de pasajes secretos
por donde se iban los recuerdos.
Ahora viene a mi memoria
la misma ventisca de esa noche,
la misma soledad
el mismo rece
de algo que se pierde
en las murallas del miedo y del asombro;
la misma complejidad
de un castillo de arena
arrebatado por el viento.
Esa noche te fuiste es cierto,
pero  en mi alma
vives  con más intensidad.
Sé bueno hijo
cuando la vida
repita en el círculo del tiempo
la misma canción
de aquella despedida.



SOLEDAD

Se ha quedado solo el campo
donde solía brillar el sol,
idealizando presencias.
Se ha quedado solo
en la lejanía del recuerdo,
como si nadie escuchara
ese acento olvidado.







Saber  de la esperanza
es un milagro que eterniza,
es saberse preso de la dicha
sin saber que en  ella te esclavizas.


INSISTENCIA

La brisa  se queda
en la ventana,
indagando
por alguien que se fue,
de tanto insistir
toca
algún recuerdo,
refugio
del misterio.


DILUCIDAD

Conversábamos asuntos cotidianos.
La tarde caía sobre la ciudad gris,
mojando las palabras.
Conversábamos  cualquier cosa,
cualquier cursilería
al azar del destino.
Caminantes de una ciudad desconocida,
matizada de fríos,
diluida en extraños murmullos,
íbamos sin prestar atención
al horizonte
que se desplomaba,
en las montañas vencidas
por densas neblinas.
Algo cambió nuestras vidas,
no sabíamos que una conversación
sin preludios,
nos regresaba a los primeros años,
al abismo existencial.


En tus manos soy  un rey
en tus brazos,  esclavo,
en tus ojos refugio,
de eternos reflejos.



Algo sucede cuando pienso en la ausencia,
debe ser mi alma
buscando caminos
en la trasparencia del día,
o los simples sonidos
de las voces
perdidas en el viento
intentando
reconstruir
nostalgias.
Deben ser
los pasos
del olvido.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­
INCONGRUENTE DUPLICIDAD

Si nos has advertido
cuánta falta me haces,
asómate un instante ,
mira a tu alrededor,
los mismos rostros
la misma gente,
en todos,
soy el iluso transeúnte
que inventa tu sonrisa,
y se sorprende de ser tu mismo
cuando alguien te saluda
y no adviertes mi otra presencia,
la que pregunta por ti
en el fulgor de una mirada
o en el lejano espesor
de una azul lontananza.


­­­­­­­­­­­­­­­­­
TEJEDOR DE SUEÑOS

No sabría qué decir cuando alguien pregunte
por ti y se me nuble el  pensamiento;
no podría decir por ejemplo,
que haces falta en esta casa,
que a la vuelta del camino
el viento inventa mariposas
y reconstruye tu mirada;
no sabría decir que estás en todas partes,
con tu mochila de chico ingenuo,
y de niño necio;
no sabría contestar cuando alguien pregunte,
por tu maleta de sueños,
cuando alguien indague
por la sombra que dejaste
en el dintel de la puerta,
y se quedó dormida
a nuestro lado.
No sabría qué decir
cuando pregunten por tus libros,
tus canciones
tus lazos
de enlazar ilusiones.
Me atrevería a decir,
que si eres el tejedor de silencios,
entonces sé por qué las noches hablan
de ti en los reflejos de la luna
y en la brisa que se detiene en las ramas.
Entonces puedo explicar
que estás ausente
pero no de mis pesares,
y de mis ganas de abrazarte otra vez
como cuando llegabas a decir
“Hola todos, cómo están?”



LAS NAVES DEL VIENTO

Esta música se acuerda de ti,
atraviesa montañas
y senderos,
como diciendo:
aquí estás,
y sin pensarlo
se instala en mi corazón.
A veces te imagino,
con los pies descalzos
recorriendo
las playas
de algún país lejano;
hasta creo que piensas
en las palabras que se quedaron
plantadas en mitad de una despedida;
a veces quisiera
pensar que el viento tiene alas
para perfumar tu frente
y consagrarte
al dios de los recuerdos;
a veces se me ocurre
que estás presente en mis manos
cuando intento acallar los sollozos
y descifrar
los por qués de la existencia.




Pronto el horizonte
tendrá luces nuevas
y cantos nuevos;
llegar es todo
cuando se espera todo,.


DIVAGACIÓN.

A manudo preguntamos
quien es el desconocido
que atraviesa el puente de la vida
y se introduce en  la casa
para poner en evidencia
nuestras precarias
formas de entender.
A veces pienso que la naturaleza
es injusta por la escasa equidad
entre el sabio y el ignorante,
pero esa es la realidad,
una realidad que tampoco entiendo,
porque nos pone en duda
frente a la imaginación.
Es cierto sucede a veces,
Pero en ocasiones
Es mejor no preguntar



ELUCUBRACIÓN SIN FUNDAMENTO

¿Qué es la eternidad
en el  preciso instante del recuerdo?
Una ansia de liberar la estéril nada,
una fugaz melancolía,
que nos advierte que el instante todavía,
perdura en la memoria,
cuando todo se ha ido
a los predios del olvido.


___________________________

A TU LLEGADA

Pasarás por una puerta grade,
veras  tantos rostros,
que no podrás identificar,
a cuál de esos te pareces;
quizás a ninguno,
quizás a todos,
en esa confusión
hallarás
el rostro que buscabas,
la otra pretensión
de tu afanosa búsqueda,
el desconocido
que siempre
te asedió.



Buscar, buscar siempre
más allá de lo posible,
buscar  hasta encontrarse algún día
de frente con la vida
y ser ese otro que buscabas
en palacios imperiales,
o en jirones de esperanza,
saber que en todo  lo vivido
se oculta el bien perdido
y en la vanidad o en la locura
no entendimos,
la realidad de esos  tesoros.







Demás está pedir
prestada una canción,
un eslabón de sentimiento,
si en todo caso
la distancia repetida
es apenas
la pretendida senda
que guía el pensamiento.





Preguntar, preguntar siempre
de dónde nos vine eso
de asirnos a la vida,
es un misterio que convida,
a esclarecer
de dónde nos viene
esa lejanía de murmullos
que nos hace habitantes
de un instante
de lucidez  sombría.




¡Cómo nos duele
Causar algún dolor!
Quisiera uno olvidar su humanidad
perderse en el mar inaudito
que nos dio la desgracia de sentir
y abandonar este barco
que jamás debimos abordar.
La estéril vida
que de culpas
engendra
males por doquier;
la sentencia
de mortales desafíos,

destrozando
la senda
que jamás
debimos
comenzar.




Tus ojos

Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

Octavio Paz.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­-________________________________________________________

Por este camino alguna vez pasó
un joven apuesto,
buscando voces.
Aquí se quitó las sandalias
y dejó el morral
para que lo pulsara el viento.
Quería mirarse en el espejo de la tarde,
revivir su niñez
en el vuelo de una mariposa,
lanzar piedras al viento
como lo hacía de pequeño.
Ahí se quedó petrificado,
intentando oir  las voces de la estatua
que alguna vez
visitaran los abuelos.


Bueno hijo,
quiero que aprendas de memoria
esta historia:
el hombre que vive allá abajo,
junto al río,
perdió la memoria
de tanto pensar en su país;
creía en todo menos en sus pasos,
soñaba con atravesar el horizonte,
y partir en dos la niebla,
no sabía que de todo se regresa
menos del olvido
y se dejó llevar
de esa luz incandescente
que iluminaba la noche
y desterraba los fantasmas;
cuando quiso volver
no halló la puerta
por la que siempre entraba
a sonreírle a la mujer
que siempre lo esperó
con los ojos ausentes;
quiso gritar
pero su voz
se perdía en los ecos del silencio
sintió que sus manos flotaban
en la vaguedad de un silencio de lunas,
entonces quiso hablar con los vecinos,
pero todos se habían ido,
y de esa luz, o de esas luces,
solo quedaba el fogonazo
que lo convirtió en humo y ceniza
de un país desconocido.
Ahora vaga
dando vueltas
en derredor de la casa
que una vez
habitó el fantasma de sus sueños.
No te apures hijo mío:
El hombre del río
vendrá esta noche
a contarnos la historia
que nadie escuchará.



Fuiste otra vez
el faro de un recuerdo,
un instante detenido en el miraje
de mis penas,
una luz
en mi oscura senda,
pero eso bastó
para vivir de nuevo
el confín de una caricia,
la dicha plena de decir de nuevo:
vida de mi vida
por ti
en la distancia muero.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­-__________________________________________


Si de algo te sirve estar soñando,
sueña hijo mío cuanto quieras,
quizás te encuentres con alguien
que te sueña,
y en ese soñar estas despierto,
quizás adviertas,
que  en los sueños,
parecemos eternos,
dueños de hermosos paraísos,
que somos nadie y muchos a la vez;
y solo al despertar,
advertimos
que somos las hebras de otro sueño
el suspenso que dejan
las palabras viejas,
las que nadie predice
cuando adviertes
que estás en esta tierra,
predispuesto a morir de risa
y si acaso te asedia el llanto
a pasar de largo la pesada carga.
No enturbien tus pasos,
ni miedo ni el desprecio,
ni tampoco la niebla en el sendero;
a tu destino llegarás
con la moneda falsa de los sueños
y la certeza de vivirlos.


­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­-________________________________________

Uno bien quisiera incarse de rodillas
implorar si es preciso,
la patria de los versos
salir por un instante,
a buscar la melodía,
que anda perdida
en los confines,
pero se advierte,
que nadie viene
en nuestro auxilio,
la tierra que pisamos,
se mueve en la imprecisa
noche del olvido,
la nada nos define
en los altares eternos.


­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­----_________________________________

LOS PASOS DE LA NOCHE.

Toca el viento las campanas
de un templo invisible,
en tus ojos arde la noche
como un recuerdo triste,
no he de saber de donde viene
esa ventana de soledad
que lenta advierte
la presencia inmaculada
de tu encanto,
perfumado de lentas lejanías,
quizá tan solo fue la noche
que pasó descalza
tanteando mi nostalgia.

­­­­­­­­­­­­­­­­­

Esta breve nota
estremecida por la niebla,
¿Salió de algún pesebre
o se fundó en el fondo
de una sacristía?
Esta breve pausa
envilecida
por los gritos de la noche,
es el preámbulo
de algún suspenso
o del principio de una pena?
somos el eco de un sonido
la lejanía de un hechizo,
el lebrel de una partida,
la nostalgia
de un dios meditabundo,
el cordel con que se atan
los zapatos del universo,
conversamos a solas,
con nuestra propia soledad
y no sabemos a quién culpar
de la impiedad,
si a los hilos de la noche
o simplemente
a nuestra incapacidad
de razonar.


­­­­­­­­­­­­­­­­­-__________________________________________

Ya  estás en tierra firme
ya pisas la tierra  que tocaste
con tu aliento;
nadie habrá de reprocharte
por andar con el pelo suelto
y la camisa ajada.
Vienes del otro lado de la ausencia,
a poblar las manos
que tejieron tu destino,
a decirnos que el mundo
es la sumisa imperfección de los deseos;
que esas gentes
de costumbres raras,
sabían hornear el pan
y hermosear la vida
en cada frase;
ahora estás de fiesta,
vuelves al país de los metales
con la sonrisa presta
a una danza de   promesas,
y el corazón dispuesto
al trigal de la esperanza.
Hijo: aquí las tardes
se vuelven cementeras
donde un hábil segador
transforma en oro
los suspiros
y Dios se acuerda de nosotros
en el encanto feliz de las plegarias.
Ya estás en esta tierra,
y en mis manos florecen
las anémonas,
de un invierno de pesares,
que se volvió alhajas y azahares
en medio júbilos
y gritos de esperanza.
Se feliz,  hijo en esta tierra
de encantos y festejos.



__________________________________


Pienso al despertar
cosas extrañas:
una patria irisada de metrallas,
un payaso en el solio de Bolívar,
un frenesí de lobos y asesinos
colmando las graderías del pretorio,
unas fieras devorando
a otras fieras,
que en el puro festín
se van hundiendo
en cabalísticos fracasos.



En nuestro afán por conquistar la gloria
malogramos cada instante de la vida
para hacer de oro la existencia,
y en las volubles páginas del viento
escribir  la palabra
que nos dirá en silencio
quién habita el otro lado de los sueños
y quién indaga nuestras dudas
cuando en los valladares de la vida
el más sutil de los recuerdos
nos regresa a la perdida senda
y el alma extasiada hizo retazos
de ilusión en cada acto pensado
o presentido.




VIENTO EN FUGA PARA DECIR ADIOS.

Qué es la vida si no un viaje secreto del olvido,
una constante despedida de los bienes de este mundo,
una feria de vanidades y ostracismos.
Algo nos impide alcanzar el bien soñado,
y lo que fue artilugio de los años,
se vuelve vestigio de un viento de cenizas.
Levantaste la mano en un  “hasta pronto”
y en ese instante de solemne alcurnia,
sentí tristeza como si en esa mano levantada,
volvieran de repente los años infantiles
en los que  solías reír a carcajadas
y llenar la estancia de alegrías,
como si todo nos volviera milagrosamente,
a recordar que somos el misterio de las cosas
que se guardan en los abismos de la nada,
y nos regresara a los años predilectos
cuando hicimos de la vida el milagroso encanto
de lo que fuimos y seremos
tras los vidrios del silencio.



Una voz se levanta ,
en medio del misterio
por un laberinto de puñales
presagio de invisibles arcanos.
Alguien se levantó en la imprecisa moche,












LA PATRIA DEL DESEO

Podrá juntarse el cielo con la tierra,
podrá, incluso rodar por los abismos
cuanto te dieron para tu viaje extremo,
pero nada, ni nadie te robará los sueños,
ni las cartas escritas en el viento,
donde leías airoso tu destino,
ni la gracia de tus manos,
inventando mariposas.
Todo puede suceder en este día,
que un ángel se levante y
te señale el camino,
es posible que no adviertas
la espada encendida,
para limpiar ocasos,
ni la mirada limpia
sobre los trigales,
pero tú, artista del fuego,
irás con los pies descalzos
por parajes desiertos
y regresarás a la añorada patria de deseo
con la misma justeza
de los primero años.
No. Este no es un día para pensar auroras,
ni apagar las velas con tu aliento,
es para cantar de nuevo
el himno que dejaste
trazado en la cruces del viento,
y en  el fragor de los volcanes
de los astros,
te levantes airoso
a conquistar
luminarias en el cielo.

__________________________________________--



Si escuchas un galope o algo parecido,
no te inmutes, es la vida que pasa a tu lado.
Si pudiera vivir este día como quiero,
olvidaría el pasado, recordaría  canciones viejas,
los amigos, los que se fueron y los que quedaron
idolatraría menos,
pensaría en los amos del silencio,
pero no me quedaría con ellos,
ensayaría caminar bajo la lluvia,
le preguntaría al vendedor de la esquina
por asuntos baratos, como montar en bicicleta,
o ir a misa de incógnito y soportar los cantos
de los ángeles,
postergar el ascenso a las graderías del pretorio,
escuchar atento la flauta de un menesteroso
y tras las vueltas de un maniquí,
adivinar las formas de una mujer divertida
en sus conquistas;
ir de transeúnte a tus valles y montañas,
y regresar altivo
a preguntarle al dios de las artes,
dónde vives
o si solo eres un juego en mi memoria;
hablaría despacio imitando a los sabios
tomaría el sol
cuando todos se apresuran al trabajo,
preguntaría el beduino de tosca barba,
por las calles que conducen a tu casa
y si me pierdo,
empezaría de nuevo,
con el tesón de Sísifo;
perdonaría a mis detractores,
a los sacerdotes del santo oficio,
indagaría por las cosas simples
los 39 peldaños de Bolívar
en el Pantano de Vargas,
las once mi vírgenes,
los arcángeles del apocalipsis,
las momias de Ceilán
y las medias  Marilin Monroe;
si pudiera vivir este día como quiero,
perdonaría todos mis pecados
sin el ascenso a Monserrate,
abotonaría despacio la camisa,
miraría el ocaso,
pensaría en el milagro de la luz
y en las verdades eternas,
que nadie sabe pero que muchos
pregonan a los cuatro vientos.
Indagaría por mis perdido pasos,
le preguntaría al cura del pueblo dónde está Dios
y al boticario cuál es la cura para el mal de amor,
al maestro de escuela,
por qué la sociedad
se pierde en sus lamentos
y por qué estudiamos tanto
y olvidamos todo;
dónde están las fórmulas de Merlín
y dónde los secretos de Satán;
me preocuparía menos por el qué dirán
aprendería menos lecciones de memoria,
edificaría sobre la morada de mis palabras
un cuarto piso para mirar el cielo,
le preguntaría al vendedor de lotería,
por las tres preguntas del diablo,
y de ser posible andaría descalzo
por las nueve lunas de Vulcano,
contra toda previsión, dialogaría
con  mis enemigos a cerca de Farsalia
y de Metrópolis,
pensaría menos en mis culpas
y en las glorias eternas,
o en los traductores de Goethe
y las frustraciones de Wilde;
iría a dónde nadie pregunte por mís días y mis noches,
bueno eso a quién puede importarle,
pero iría, para saber si alguien se ocupa de Gonzalo Arango
o Guillermo Valencia,
creo que sería una pérdida de tiempo,
las molineras se mueven
al capas de sus canciones
recuerdan con nostalgia
la partida del soldado desconocido.


A veces me pregunto cuál es el secreto de la vida. Siento que no es mucho. El simple placer de caminar bajo la lluvia, o reírse de las propias ocurrencias. Despertar los gritos de los recién nacidos. O los aullidos de los perros. Escuchar atentos el inaudible zumbido de las horas. Ver el paisaje y sumergirse en él, sin pensar en fiambres o en costumbres malévolas. Cantar a solas tonadas milenarias. Saludar desde la cima de una montaña al hombre aquel de la montura blanca y quedarse pensando que quizás fue una visión, porque nadie más lo vio pasar. Encomendarse a Dios cuando nadie escucha tus lamentos. Pensar que aquí en la tierra, somos simples transeúntes que dejamos pasar los desafíos, y cuando volvemos la vista atrás, todo lo ha borrado el tiempo. Echar a vuelo las campanas por el infinito azul y regresar   creyendo que todo fue un simple sueño. Hacer que el cotidiano sentimiento de compasión nos vuelva proclives a la desgracia ajena. Contar las alabanzas en un rosario de almendras y caer rendido al atardecer pero feliz de haber contribuido a la tarea colosal . Visitar a un amigo. Volver a la página olvidada y reconstruir la historia que nadie contará. Sentir que la tempestad de los deseos nos abruma y regresar intactos al territorio de la infancia. Rondar la estatua de la libertad y hacer posible el sueño que nunca termina.


______________­­­­­­­­­­­­­­­­­­­_____________---------------------------------------

A veces me pregunto si la diafanidad de una alma se mide por la ausencia de maldad, o por  su intransigencia para pactar con la injusticia . A veces pienso si un árbol  milenario, se acuerda de los que a sus pies murieron de amor o de nostalgia. A veces recurro a cualquier pretexto para buscar en los escombros humanos, cualquier vestigio de virtud, cualquier razón para pactar la vida. A veces soy el autómata que recorre la inmensidad de la noche en busca de respuestas. ¿Qué somos, después de todo, en la cima de esta
civilización perdida, en esta sigla de intereses donde el hombre perece por cualquier cosa, cualquier infamia, cualquier pretexto, cualquier bagatela, cualquier incertidumbre? ¿Qué somos en esta lenta agonía que nos agobia y envilece? Tardías respuestas congelan nuestra presencia en la tierra. El hombre es pasto de sus contradicciones, y de una sociedad inventada por él mismo para destruirlo. La democracia, el sigilo, el equilibrio mundial, la pobreza, la injusticia, la soberbia de los gobernantes, son simples razones para rendirse. Qué hacer? Tal vez nada. Solo asomarnos al balcón de las nieves perpetuas y desde allí lanzar el alarido por el que vale la pena vivir. El amor glorioso, de los vencedores, se proyecta sobre la alta roca y perfuma el milagro de la vida. Nos atamos a manos invisibles, a un rayo de luna, al péndulo de la soledad donde el tiempo medita con lentitud de sombra  sin hallar puertas o ventanas al paraíso.


Pasa lento el tiempo
en el vergel
de los lamentos


El libro del destino
cadalso
de sempiternas guerras.


Cuando una mujer cruza
hay un temblor
de estrellas en fuga

Se puede partir
pero el horizonte
define el adiós

Esa mujer mira
el retablo
de sus días.



Una discusión
es la moneda
falsa del absurdo

Camina
bajo un aluvión
de perlas falsas.

El mendigo
deja un suspiro
al recibir

Temblor de oro
es  el canto
del pájaro

La voz
del anciano
presagio abismal.

Lluvia de suspiros
bajo el almendro
del cementerio

¿Qué se dicen
la montaña
y el río?

Esperaba
el beso
del olvido.

Miras pasar
el paso
de las horas.


La ceiba
estremecida
de vuelos


Alguien ronda
el territorio
de la infancia

¿Cuando vuelva
el guerrero
se quedará su sombra?


Acariciarte
con la simple mirada


El azul de la tarde
se pierde
en sus recuerdos

En las noches
se oye un rumor
de sauces ateridos de frío

En los rituales
del silencio
palidecen las caricias.

Para prologar la belleza
se necesita
el libro de la virtud,

La luna
habla de noche
al río.

En las afueras
preludia
el viento.

Volvió
a vestirse de sílabas
cuando halló el amor.

En la leyenda
de tus besos
leí una traición.

Este hombre
resucitó
en el tronco de un árbol.

El rey
vistió el invisible traje
y se fue a visitar una plebeya.

En la guerra
de los opuestos
pierde el miedo.

La libertad:
vestigio
de cadenas.

Cierra la puerta
para que pase
la niebla.

Un secreto
es el perfume
de quien lo vive y lo cree.

Las nieblas
resucitan
a  los muertos.


El fuego
es la memoria
del relámpago,

Escribe el verso
que dictó
el olvido.

La belleza
es el prólogo
de la tragedia.

Kavafis pensaba
en el
viajero sin destino.

En el
monólogo del viento
reside el miedo.

Quita el peldaño
descubre
el pie.


Quítale a la noche
sus anteojos
de vidrio.

El arroyo murmura
en los pasadizos
del viento.

Intimida
con su estatura
el silencio de las cosas.



Los rostros
se multiplican
en el estanque.

Frente a la llama azul
claudica
un lucero.


Cuando pasas
empieza
una ronda de fragancias.

Alguien perdió
la voz
en este recinto.

En un oscuro
jardín
danza el viento.

Despreciad
la esclavitud

Ella bebía
el ánfora
de sus perdidos sueños.


El amor
es una tristeza
que se canta.

En la extraviada mano
halló
la última caricia.

Un beso de piedra
es el abismo
del olvido.


Del árbol del bien
caen todos
los frutos del mal

La patria
del pesimista
es la ignorancia.

La materia
surtidor
de incertidumbre..

Poesía:
evocación
de eternidad.

El rostro
repite los gestos
del que jamás volvió.


La frágil niña
canta en secreto
su tonada estéril.

Visitaba
su lecho de muerte
antes de nacer.

Huye la tarde
en las voces
de la luna.

Cumplido el plazo
de los eternos sueños
regresó a la vida
BÚSQUEDA EN EL FANGO.

Te seguí por montes azules
y no te hallé;
debí buscarte
en el canto de las aguas;
más allá de las murallas
donde el viento
juega con la muerte.
Debí buscarte,
en la calidez del alba,
pero era tanta la quietud
que no quise interrumpir
ese abismo de fragancias.



Aquí hay un sueño de dioses abatidos,
acento de centauros, lágrimas de furia,
y la infinita lanza temblando con bravura,
.

Perdura el oficio de la luz en las alturas,
una  incierta soledad en cada piedra,
una inquieta evocación de estatuas
en las hondas vestiduras de los astros.










Eras una ausencia
de reinos escondidos,

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