CARNAVAL
Vocerío, exaltación.
Exuberancia bajo el
cielo inclemente
voluptuosidad
Suspiro alado
Mariposa de fuego es el
deseo
PASOS
Alguien viene. Son los
pasos de la sombra,
O alguna presencia
abandonada
En el murmullo de los vientos.
SEGURO
Aprisionada en sus convicciones,
la madre bendice a los
hijos
desde el lejano campanario
del tiempo sin saber
que no existe la
lejanía ni el tiempo
ESTULTICIA
Me percaté de ti
cuando te ibas por los
senderos
Del olvido.
CASI
El ocaso es el final de
un día
El viaje sin regreso de
la vida.
El ocaso insiste en
llamarse luz.
FUE AYER
Se pasa inadvertido de
la multitud
Pero no de la
conciencia.
La lobreguez de un día
Es el ludibrio de las
horas.
AHORA
Cuento mi vida
Para que nadie sepa
El hondo pasar de mis
secretos.
VITALIDAD
En medio de tanto
heroísmo,
Una lágrima intacta
Borró el último
vestigio
De la guerra
PERSPECTIVA
El tiempo es el adivino
De los acontecimientos
De vez en cuando suelta
genios
Para dividir las edades
Y borrar
civilizaciones.
FIESTA
La insuperable faena del
destino
Atiende el último
vestigio humano
Acusado de vivir
En la divina embriaguez
De los contrastes.
ESTADO DE SITIO
Cuento con su
desaprobación señor presidente.
ante tanta rebelión hay
que cambiar
el curso del río y el
canto de los prisioneros
todos bajan por la
misma pendiente.
otras ciudades, recogen los muertos.
Cuento con su
aprobación señor presidente.
EL SECRETO DE LAS COSAS
La luz es el indicio
de los seres y las
cosas
pocos se percatan de
los murmullos
escondidos en los
intervalos
de los estallidos de la
luz.
CUADERNO
La niña recoge el
cuaderno
se pone la capa, se
quita el sombrero
le hace una venia
al lobo feroz
y parte veloz, en busca
del cuento
que halló en el jardín,
bailando los juegos del
mago Merlín.
CANTANTE
Abandonado de la guitarra
y de la gente,
prefirió la detestable
senda
de sus derrotas
y se abatió en la
página en blanco
de un triunfo perdido
REGRESO
El viajero extraviado
en horizontes de piedra
añoraba el regreso
en el alma de los
besos.
SILENCIOSO DESPERTAR
Nadie regresa ileso de
un recuerdo.
El olvido es
el único
impostor
pero esa niña de
intensos collares
estruja entre sus manos
el retrato de su amante
el último secreto
inconfesable
que la llevó a la
tumba.
AUSTERIDAD
La impiedad de los años
es la mortaja de los sueños
cuando asoma en el
horizonte
esa luz imperceptible
que llamamos serenidad
UN CANTO APENAS
La soledad se detiene
en esta estancia
donde pasan las horas
imaginando seres
humanos
un canto apenas
en la lejanía de los
astros
VALIENTE PRISIONERO
Entró con gran sigilo,
casi sin ser visto,
Los jugadores lo
miraron de reojo,
De pronto un gran
silencio se posó
en el salón rebosante
de licor y carcajadas
la rubia esquivó la
mirada.
El hombre acarició el
revolver
Un horizonte de piedras
atravesó el semblante
Del prisionero
Y en la estancia de olor a tabaco
Y humores de fieras
salidas de circo,
Con fuerza mortal les
previno,
La fuerza de diez
hombres venidos a mano,
Trazaron la línea
infernal del demonio
Con gran destreza,
aprieta el gatillo
Y un muro de hombres se
desploma al abismo,
El hombre desciende al
lóbrego desierto de sus días
Y se pierde en el
mustio vestigio,
De un sueño parecido al
silencio,
En parajes enhiestos.
La rubia se terció las
cananas
Y se alejó del valiente
guerrero
Que yacía muerto.
Alguien cantaba una
triste tonada.
Al salir se perdió en
la furia del viento.
MANIATADO
La selva entiende la
tristeza de un hombre
sin gritos, sin
voluntad sin fuerzas
casi olvida el presagio
de las manos inmóviles
rendidas a la perversa
esclavitud.
El secuestro define la
miseria humana
en el último escalón de la evolución.
MINIATURA
La madre sonríe, se
pierde en sus sueños
El cielo la escucha,
enciende sus velos,
Y en dulces plegarias
salidas del alma
Suplica en instantes de
valiente calma
Adivina el secreto de
sus bellos encantos
Adivina por qué Dios la
quiere tanto,
alegre y sincera va y
vine con gran donosura
llenando la estancia
con su dulce ternura.
El cielo la ve,
diminuta y perfecta
Sin otro atavío que su
augusta sonrisa
Donde duermen banderas de
fuego
Y cálices bellos que el
sol eterniza
En el fuego divino de
sus ojos negros.
ORGULLO
Le encantan los vicios,
las poses altivas
las vidas ajenas se vuelven suplicio,
camisa impecable,
cinismo y barbarie
lo sigue el peligro,
las bellas mujeres,
detesta el honor,
le brillan los ojos de
turbios encantos,
se pierde en la noche,
en el humo siniestro
de los acontecimientos.
Despierta los celos del
ampa en secreto
Duerme su pesadilla de
muertos
Rastrojos de ira,
menudos fracasos
A nadie cautiva, lo impiden
sus actos
Y en una cornisa donde
duermen sus santos,
Despierta el demonio
que azota los barrios.
El asesino, se pone los
guantes, presencia de diablo,
Estrena sonrisa,
colonia y chaleco
Y va a la oficina a
inscribirse como el gran candidato
Que el pueblo reclama,
que el pueblo asustado
Elije en silencio, para
que rija el destino
Los próximos cuatro
años.
Así es la conciencia,
así son las cosas
De los politicastros.
VANIDAD.
¿De qué sirve la
austeridad, el honor, la paciencia,
Si estamos perdidos en
el horror la inclemencia?
La humildad es la
sacristía de los suplicios,
La vanidad de una
triste virtud, el emblema del vicio
Pensar nos hace
proclives, instigadores de oficio
De alguna verdad,
inconcebible y perversa
Nos hace seguros de
la línea recta,
Nos vuelve perfectos,
nos hace dueños
De otras conductas, de
otros acertos.
Nos hace sumisos,
pequeños insectos.
Imaginar, en el piélago
azul de los sueños
Nos devuelve el vino de
los dioses
Y el divino encanto de
las cosas sencillas
El tono exacto, la melodía
perfecta
Para afinar los actos
con las cosas divinas,
Las mismas que diario
detestan con mucha insistencia
Los de raro abolengo,
los necios de alcurnia
Porque al fin de
cuentas no saben
Que en un lugar del
alma se esconde el secreto.
Imaginar es ante todo,
la insistente porfía,
De una lluvia de
acentos en noches inciertas
Cuando las almas de los
transeúntes
Abandonan los carruajes
del sueño.
SONATA
Un grito irrumpe en la partitura de la noche
Los árboles se quiebran
y desaparecen
bajo un manto de
sombras,
como si quisieran
esquivar o danzar
al ritmo de una cascada
de violines;
ignoran los árboles,
que el horizonte perpetúa la sombra del asesino.
La noche avanza en el
trigal remoto del misterio
Soñando un fuego
ausente de lamentos
por donde pasan fantasmas en caballos de plata.
ESTUDIANTE
Farid viene del país de
los Igor,
agotado de lecturas y
sabios pergaminos.
Conoció Lacio y Petronia
Fue por mares
embravecidos de Tracia
Poseído por el canto inagotable de las cosas,
Desembarcó en Turquía,
compró baratijas
Y se marchó al mar de
Tiberiades
Donde los beduinos
poseen extrañas costumbres.
Una tarde, se tendió
bajo las palmeras
Dispuesto a morir al no
hallarle explicación a la vida
¡Insensato! ¡Como si la
vida tuviera explicación!
La vanidad de la muerte
es el privilegio de los necios,
Y en brocales de
lirios, y azules miradas,
Fue llevado al palacio
de un sultán
-Llévenlo- dijo- padece
el mal de los libros
No sabe, no entiende, que
en estos lugares
El delirio es una pena,
el pensamiento un cadalso.
-Llévenlo, déjenlo en
las playas de los Lestrigones,
Hallará su camino, será
un largo viaje
Y cuando a la patria
llegue, olvidará las joyas
Y las cúpulas.
El viento del desierto borrará su memoria.
Esta mañana, pasó por
el puente, y con ojos ausentes
Leyó su postrer
lección, anduvo indeciso,
Sin rumbo preciso,
Como si en el vago
fondo de un azul oleaje
Se meciera un recuerdo,
se agitara un tormento.
Ia estancia se pobló de voces,
Y todos entraron a la
primera clase,
Solo él, altivo,
escéptico musitó en silencio,
¿Qué puede la vida, qué
pueden los libros,
Si de ambos soy su
prisionero?
LOS CERROS.
Un tropel de caballos
atraviesa los cielos,
Deben ser las nubes
andariegas
Que distraídas tejen y
destejen
un mantel de porcelana.
Hay ecos perdidos en
las fauces de los cerros
o tal vez son los
astros vagabundos
que dejaron su rastro
solitario la última noche.
Desde aquí se precisa
el rostro de los siglos,
En atávicas formas,
perdidas en la sombra.
un dios paciente
cinceló estas alturas
por donde pasan
quejumbres y herrumbrosas plegarias
el sol redobla
esplendentes ropajes
sobre los montes y los
riscos,
donde duermen las
águilas su sueño de infinito
y despiertan las aves mortales desafíos.
Por aquí pasa el viento
en descomunales arreos
Y edifica el trueno
catedrales de miedo.
La eternidad abraza los cerros,
Bajo una lluvia persistente
de misterios.
Abajo el río llora
lágrimas de silencio
Y mariposas de fuego en
un valladar de garzas y jilgueros
Los cerros contienen
los cantos guerreros
Y lloran abismos de la gloria
En colosales epopeyas
De cóndores, y reyes
relucientes
De ardientes espadas y
soles macilentos.
Los cerros desfiguran alturas
Gobiernan abismos
RELOJ
A pie, por el puente de
piedra,
Se va a Estrofore,
pueblo de estatuas y bronces
perdido en las nieblas
del tiempo
las gentes predicen desgracias
en los labios de
Eleonere
cada beso suyo deletrea una tragedia
en el alma de su
amante.
Flavio, el oscuro
caminante de voz adorable
y finos modales se
detiene un instante,
a ver los sueños despedazarse
en la furia del rio.
Hay mucha gente en el
puente de piedra,
la policía rescata un
cuerpo.
Flavio no pudo soportar
el hastío de los días,
Eleonere palidece bajo
el pincel
del renegado pintor de
Estrofore.
ORACION
Hoy una luz
se posa en sus labios,
con un ramillete de
plegarias.
La luz se pasea
por los trigales del alma.
Dios medita y
sonríe
Ante la debilidad
humana.
IRA
El rostro tenso. De
fría mirada.
Sacrílego, hirsuto,
Resuelto a jugarse la
vida
En el filo de una espada,
Con grito estridente,
Desafía la falsa moneda
del heroísmo.
Cuando todo termina,
Se pierde en los aires,
En extrañas cenizas de
odio y vergüenza.
Su recuerdo es el
murmullo
De una antigua
quejumbre,
Perdida en los viejos
caminos
De la incomprensión
humana.
UN PASO APENAS
¿Qué es una vida en la
brevedad de un rayo de luz?
La ventana se abre de
cara al infinito
Donde tal vez alguien
regrese
A contar los pasos
Y se pierda
En el
Olvido.
ON T.V.
Sacrílego encanto.
Oleaje de cantos tardíos.
Oscuros lamentos, la
lucha porfía
Salir del combate,
volver a la anhelada quietud.
Ya es tarde. Por los
desfiladeros bajan en gran tropel,
Buscan afanosos,
refugio, tal vez un escondrijo
Una trinchera, una
pared indecisa en las afueras.
Y en medio del sueño
una ráfaga chispea adentro del silencio.
-¡Bandidos. Otra vez se
tomaron el pueblo!
Cae la noche con un
sopor de piedras, con estertor de truenos
Y de adentro de la
tierra un rugir de tinieblas,
Un estremecimiento de
banderas rotas
Y claudicaciones de sangres.
Miradas inciertas
atraviesan las sombras,
Heridas por los
fogonazos. No hay tregua posible.
El pueblo es un invento
de invencibles catástrofes.
Por las calles, donde
el amo es el desastre,
Un olor a pólvora y
miedo serpentea cobarde.
Las gentes maldicen. Se
escuchan lamentos
Retazos de quejas,
astillas de gritos.
Por los callejones
donde ayer moría el sol, desprevenido, inocente,
Se desliza el ajetreo
de los guerreros envueltos en niebla y silencio.
No hay tregua posible.
Por los desfiladeros desciende
la lluvia y por el cielo vestido de negro,
El ruido estruendoso de los helicópteros.
¿A quién persiguen?
Las últimas sombras
adivinan las voces de los comandantes
Gritando atrocidades.
Pueblo empedrado de
miedos, ahora será objeto
De largos interrogatorios.
Intimidan las armas.
-No se preocupe señora,
mañana se irán, vivirán su desgracia
Se harán grandes
anuncios y bellas imágenes adornarán el discurso
Condenando el atentado
de los terroristas,
Mientras el ministro
sonríe y pide calma.
Entre tanto, los
comensales del banquete bancario
Se disponen a anunciar
sus ganancias,
Que entre tantas
audacias,
Cuentan con la
injusticia, y la complicidad de las armas
Para defender la
eminencia del estado
Y las ganancias
financieras.
-Parte, señor
presidente, hemos derrotado a esos facinerosos
El pueblo está en paz.
¿CUANDO?
Nos viene de lejos el
suave aroma de mutiladas rosas,
De tronchadas aguas, y
desdichas certeras.
Nos viene el desierto
en el alma, las raras consignas
De una patria lejana.
Nos viene la angustia
de sabernos inmersos
en un asunto que no le
importa a nadie,
pero que de tanto
insistir en esa perplejidades,
nos volvieron intrusos
en nuestras propias viviendas,
¿Cuándo volverá la
calma, si tenemos el alma rota
Y la conciencia en
zozobrante intriga?
No bien despierta el bullicio de los pájaros,
Se vuelve esto asunto
del estado, correr de soldados,
Trajín de las armas,
combates suicidas, carmin de las aguas
¿Cuándo volverá la
calma, si todo es pesar, si nadie reclama
Si en esta lucha desigual somos sospechosos del mismo delito,
De la misma acechanza
contra la majestad de la patria?
¿Cuándo vendrá la clara
mañana a enseñarnos su raro clarear,
Si estamos perdidos, si
nadie reclama la paz que de algún modo
Nos fue arrebatada?
Un festejo de luceros
predispone la tarde
A ese largo sollozo que
antecede al olvido.
BILITIS.
Una tarde la bella
adolecente
desprevenida va a la
fuente
Y en sus aguas frescas
se mira largamente,
La brisa acaricia los
cabellos ella entreabre lo labios
Y deja rodar los pensamientos
Las cristalinas aguas
adivinan las divinas formas del cuerpo
Bajo la túnica que al
inclinarse vuela por los aires.
Su bella sonrisa
detiene un instante
la virgen asustada ve sus encantos
en el cristal de
las aguas.
Detiene la mirada. Define los límites
en sensual complacencia.
Y bordeando el abismo
de su larga mirada
con voluptuosa danza entró en las aguas
cristalinas
Que al tocarla
sonrieron bajo un manto de burbujas.
Ella sonrió y sus manos
se perdieron
En un laberinto de
sofocantes garzas.
Inocente desnudez
de exultante esplendor,
Quien adivinar podría
la curva del cielo
En esos labios mojados
de silencio y de fuego.
La tarde, tejedora de
liebres y flores silvestres
Presenció el festejo del sol y la luna
Sobre la piel iluminada
de aquella niña
Hecha mujer en las
tibias fragancias
De ardientes caricias
abrazadas
A su cuerpo de diosa.
DUDA
¿Tengo que estar aquí
para cumplir la cita inaplazable?
¿O, puedo retirarme a
algún lugar de sosegado encierro?
caminos hechos de preguntas sin entender
que a todos nos toca un
poco de todo y un mucho de nada.
Soy el errante pasajero
del olvido que dejó su equipaje abandonado
En un jardín de fiesta,
donde todo era risa y celestiales músicas.
Solitario, en medio de
desdenes e inclemencias,
Me fue vedada la luz y
la tranquila fama.
Tengo el vago recuerdo
de una fiesta lejana,
Pero no sé si en ella
anduve de prestado o acaso un sueño fue
Que no entendí.
TODOS LOS DIAS, TODAS
LAS VIDAS
El reloj destituye la
hora en los balcones
El aire se detiene a
susurrar en los ventanales
Hay un gran olvido en las catedrales
Y una esencia de Dios
en el piélago azul del firmamento.
La mujer se despide
para siempre del amado
Con la consigna
enigmática
De quien duerme
aprisionado en otros brazos.
Lejos, muy lejos vuelan
las palomas del olvido
Anunciando madrugadas
en dolorosos viacrucis.
Los días se despiden marchitando cerezos
Bajo un sol inclemente
y soberbio.
He calculado el abecedario
de las penas
En la antigua voz de las campanas.
Nada tan triste como una voz olvidada
En medio de las sombras
¿ Precisa el héroe la
gloria para vencer el miedo?
Es el fuego el trisagio
del humo
En el salmo de los
días.
La nada gobierna la
errante caravana
Cuando el hombre es
ruinas de la historia.
Los adivinos gritan
bajo los portales
Cundo los asaltantes
reparten el botín,.
De las viejas paredes brotan gemidos
De odio y de placer,
Mientras la luna
cómplice devora cuchillos
En la oscuridad.
La certeza se destrenza
en dudas,
Como el viejo gavilán
en las alturas.
Todos los días son
iguales
Detrás de los cristales
de la gran ciudad
Todas las penas se
mecen al vaivén
De las plegarias.
A veces recurro a algún
poeta
En busca de una
melodía,
Incauto. La música
perfecta
Inunda los trigales
Y la luz difusa canta
en los barandales
Donde un sabio eligió
su mejor verso
Y una cadencia al mejor
poeta.
EN LAS ALTURAS
Un hombre apenas con
paso taciturno
medita en las alturas
su triste situación.
parece sumergido en
pensamientos grises,
en esas cosas grises
que no tienen solución.
¿Por qué dios mío, se
pregunta inerme y frío,
esta ausencia de virtud
y de justicia plena?
Este vagar por el mundo
sin clemencia hacia el olvido
Este asistir sin cesar a la quejumbre de las penas.
Si somos hechos del sol
de las alturas,
¿Por qué la niebla
despedaza y rompe
los lirios que en la
edad florecen
y en bandada de
gaviotas se marcha al horizonte?
¿De dónde esa ilusa
pretensión de asirlo todo
En la difusa estación
del pensamiento,
Si cuando en la nada fácil nos perdemos
El viento es la
retórica del tiempo.
Un rostro amado se va de nuestras vidas,
y sin saberlo se pierde
en el olvido,
una palabra basta para
curar la herida
una caricia nos
devuelve el bien perdido.
¿De qué estamos hechos
Señor, si lo bueno
Parece pervertido y lo
malo nos hace tan felices?
Lo malo a pesar de que
es cieno
ahuyenta de nuestro ser
lejanas cicatrices
El amor lleva consigo
la deshonra, el vicio,
Catedrales de dolor la vida entera,
El amor somete con
cadenas de suplicio
Y se envilece en el
suplicio de la espera.
Y esas manos ebrias de
ilusión y de contento
Que un día fueron
cortejo de luceros,
Se vuelven fatal rumor
de cementerios
errabunda bandada de
lamentos.
La sonrisa que iluminó
un instante nuestras vidas,
En otros parajes se
detendrá indecisa
En otros lugares
partirá otras vidas,
De otros se irá, como de mi, sin prisa.
Los ojos que un día con
amor nos contemplaron
Ebrios de placer de
dicha plena,
Se cerrarán gimiendo en
otros brazos
Se borrarán con la
sangre de las penas
Y hasta esos labios que
a enseñar besaron
se vuelven insidiosos,
perversos y proscritos,
y en turbias aguas nuestro amor pagaron
por recónditos pasajes
de infinito.
Nada queda entonces del
amor florido
Donde una vez el huracán de un beso,
Sembró pasiones y levantó erguido
El himno fantasmal del
embeleso.
Un imperio se derrumba
en cada goce
en mortales desafíos de
silencio
cada caricia la
traición recoge
escombros de
pasión y de cilicio.
La humana comprensión
carece tanto
Del rígido talento de
los sabios
Que en vez de risas
cortejamos llanto
En vez de cantos el azote y los agravios
¿Qué dios severo traza
el misterio de la vida
En la espada del ángel
de la muerte,
Si en cada oración el
alma olvida
El misterio de su
origen refulgente?
Navegante sin destino
el hombre advierte,
Que el dolor es su
triste compañía,
Que el débil se somete
al fuerte
Que el justo se somete
al reo, en sentencia impía.
Toda postergación a más
de lo vivido
Nos hace apóstatas de
ignotos paraísos
Nada nos devuelve el
bien perdido
la vida pasa y con ella los hechizos.
De inclementes abismos
se viste la grandeza
Y el bien en turbias sombras agoniza
Un viento eleva el
triunfo en la perversa
Desolación de un almanaque
de cenizas.
¡Oh, noche de misterio
y de esplendor ausente!
¿Qué trágicos sucesos
acarrea el sufrimiento
Si en cada rostro la
derrota está presente,
Si nada nos revela el
pensamiento?
¿Qué nos queda de la
triste lobreguez de un día?
Solo batallas,
acechanzas y quejumbres,
Solo esta ruin y fatal
melancolía
que el infierno de
maldad encubre.
El hombre es artificio
de astros fugitivos
Dios
la vanidad del diablo en todo ser viviente
El mundo alguna flauta esquiva,
intentando sonar por un
demente.
Reyezuelos del poder en
cada pueblo,
Gobiernan legiones de
escorpiones y bandidos
Orgia de Puñales profetas
del infierno
Verdugos de gabán de vampíricos
ladridos.
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