VOCES DEL
SANTUARIO E R E
P E R E G R I N O S
Por: Alonso Quintín
Si como dice Tomas Carlyle, los héroes son los creadores de la cultura,
entonces esos caminantes que atraviesan
campos ebrios de trinos y de aromas, en
busca del santuario de la virgen, han de ser legionarios del sol, expuestos a
la fatiga y al rigor interior. En sus almas, se perpetúa la solemnidad de lo
divino, en ese arrobamiento causado por ansias de infinito.
Al santuario de la Vírgen del Amparo, de Chinavita, se llega
por los corredores que deja el viento al pasar por entre dalias y bugamvilias
del Valle de Tenza, y las reverencias de ocobos y .. en un esfuerzo de
proteícas faenas capaces de recordar las heroínas y los héroes, que vencieron las fuerzas del
temible comandante Talrá l Servicio de Morillo en la época del terror.
Descendiendo, desde Pachavita, por riscos y empedrados
milenarios, por donde tal vez transitaron los caballos de Federmán, los
maestros: jhon Henrry, Jaime Leguizamón, Maritza Salcedo, Flor Maria, Omar,
Nancy y Bertha, señora de gran respeto
y admiración por la cultura ancestral, lo arriesgan todo para llegar cada año
al santuario, en un acto majestuoso de
solemnidad interior y reconocimiento de las verdades eternas.
El parque se colma de voces y proclamas en un clamor de
júbilo donde caben todas las angustias y
todas las esperanzas de mortales deseos y el templo, destinatario final del
fervor religioso, recibe a los peregrinos, sin ninguna distinción. El aire reverberea en plegarias y suspiros, en
esa diamantina soledad que enfrenta al peregrino con su fe y su devoción y ese
extraño desequilibrio entre la realidad y
la certidumbre de ser escuchado.
Plinio Molina y su familia recordarán, viendo a los peregrinos, los días aquellos de la
coronación, cuando se desgajó la multitud, delante del Nuncio Apostólico, en
delirante veneración. Marcos Cruz, por su parte, sentiría el orgullo propio de
quien trabaja el arte de la madera con preciosismo, el honor de haber hecho la
mejor talla para el milagroso cuadro. Jorge Rincón, pensaría en la patria de
sus anhelos, como diciendo: la vida le da a uno grades sorpresas y este es uno
de mis mejores momentos. La coronación de la Virgen conmovió, exaltó
sentimientos, desató admiración y abnegación. Así lo recuerdan: Edith Aguirre
de Pulido, Rafael Rivera, Elena Díaz Gámez, Leonor Gómez y Cecilia Páez,
sabedores de que la patria del recuerdo es el canto de la eternidad.
Quienes acuden al santuario, buscan o, agradecen un milagro,
como lo atestiguan los testimonios de la capilla de Santa Bárbara, esos
eventos que apuntan al misterio del ser,
que descifran la transgresión de una ley natural, merced a la intervención de
la Virgen del Amparo y de esa fuerza espiritual que puede desplazar montañas. Razón tenía Plotino cuando afirmaba
que el mundo es la emanación de un ser superior. En las peregrinaciones, surge
de las profundidades del espíritu, la sed de infinito.
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