EVANESCENCIA.
Te fuiste. Sembraste el sendero de ausencias. Sobre espigas
doradas el sol reclinaba su cabeza. Un perfume de jarcias y azucenas saturaba
el ambiente. Verás mis lágrimas ocultas en tu risa. Verás que todo es triste cuando
la lluvia pasa, porque en ella gime mi alma. Te fuiste por los jardines de esa
tarde. Ya no sé si fue cierta esa cítara en la montaña o fueron mis lamentos
azules mariposas. Volverás de tarde en tarde
en el vuelo de una golondrina. Volverás en las alas del olvido. Sobre el légamo de una tarde de invierno. Tú
guardas la música del cielo, yo tu recuerdo. He caminado desiertos, orado en
las mezquitas y trazado círculos en el
cielo, buscando algún vestigio, algo que me devuelva la esperanza. Nada. Mi vida sin ti solo sabe
atar melodías, aunque eso signifique ser el transeúnte invisible que extravió
el camino, en una humareda de recuerdos.
ALONSO QUINTÍN
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