La novela histórica de Víctor Raúl Rojas Peña, ganadora del concurso de autores boyacenses, identifica los sucesos, de la campaña libertadora de nuestro país, entre los años 1809 y 1819, en medio de un acerbo de información que sin saturar al lector, encanta y ata hasta la última página, por lo dramático y lo real de las situaciones.
La entrega de los tesoros de la Virgen de Chiqinquirá al ejército patriota comandado por Serviez, implica descifrar el grado de importancia de lo religioso en los dos bandos, asunto de muy amplio dominio para el autor. A veces el tema perfectamente tratado asume el color de la tragedia, por ejemplo cuando los realistas le arrebatan el lienso a los patriotas o de incetidumbre cuando retorna a su morada.
En otras, se tiene la mpresión de asistir a un espectáculo del cual toma parte el autor, sin pretender arrebatarle el lado ideológico al escritor. Veamos. "Sólo quienes sean capaces de arriesgar la existencia podrán salvar la vida, así les toque pasar por las prisiones americanas o españolas o asumir los riego de la intemperie y los sacrificios propios de una árdua vida, aquellos que enfrenten los más grandes riesgos, y paguen por su Nación un altísimo precio, a ellos como a muchos todavía, se les reserva que traidores como Vicente Azuero los acusen de cobardes y los declaren indignos de ocupar los más altos destinos políticos del país, como ocurrió con algunos de los más preclaros drigentes".
Como decía Tagoré, en el ritmo de la vida deben existir pausas para su renovación y esa historia, tejida de mártires, traiciones, derrotas y victorias, escandalizaría a los inocentes, no obstante al tenor de la novela, es un destino trazado y así lo narra, con serenidad suprema, sin artilugios ni componendas. Es un relato fluido, con escenas contundentes, plenas de contenido y donde sin miramientos nos traslada a esos lugares, donde la victoria parecía vestirse de incertidumbre y de ansiedad.
Víctor Raúl nos cuenta desde la libreta de apuntes de Nicolás un joven partiota, cubierto de gloria en la batalla final contra los realistas, la horrorosa cronología de los fusilamientos ordenados por Morillo y su corte de lacayos asesinos. Morillo en un arranque de delirante paroxismo militar les dice a las mujeres que temían por las vidas de sus fmiliares: " Señoras yo siento mucho el dolor que veo pintado en vuestros rostros pero no puedo perdonar... no puedo, mi resolución para dar con los jefes es irrevocable ".
Cada sacrificio, y cada estocada en medio de los arcabuses, es una moneda que hoy recogemos con veneración desde las alturas de la gratitud . La maestría del narrador asoma en todo su esplendor en los sucesos finales que dan la victoria a los patriotas comandados por Bolívar y Santander en el Puente de Boyacá.
Queda claro que la guerrilla de los Almeidas, decidieron muchas jornadas en favor de los patriotas y que esa voz secreta del inconsciente colectivo, señala el derrotero por donde debe andar eso que con tanto desenfado llamamos justicia pero que quí más allá de la novela es el precio del amor a la libertad.
Nos hallamos frente a un gran libro de forzosa consulta, ameno, de gran perfección linguística y atractivo literario amén de la verdad histórica.
En la novela. VICENTE RAFAEL GARCIA Y LA GUERRA DE PARTIDAS, el autor se olvida de los formlismos poéticos para entregarnos con altísima dignidad un texto que resuma hmanismo, desde las cumbres de la humildad hasta los recios penachos de Morillo y de Barreriro.
Un dolor inmenso estremece estas páginas escritas con furor patrio y laureado talento literario.
Alonso Quintin



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