ENCANTAMIENTO
Por: Alonso Quintín Gutiérrez Rivero
Lo que ha de suceder, escrito está en el libro
Que hojea al azar el viento de la eternidad
Omar khayyam
El
cielo esparcía ópalos de luz sobre las cumbres de la Peña del Tambor. Una brisa
suave parecía flotar sobre las aguas del río Nevado a donde llega con infalible
acento la quebrada de Humaleta. El rumor de los trinos diluía en el paisaje la
divina embriaguez de la vida. Un hombre corpulento, de mirar profundo y ojos soñadores, apareció de pronto en los
corredores de “Tienda Nueva”, lugar de complejas recordaciones y martirios
impensables. Parecía tocar con la mirada, eso dijo después Benigna la hija de
Reyes, una niña de rostro fino y abundante cabellera. Con pasmosa tranquilidad
encendió el tabaco y echó una bocanada
de humo, tan abundante que ensombreció la tarde. Melania y Alcira se
quedaron mirándolo fascinadas ante tanta exuberancia. Les parecía imposible
esas manos, el bigote ensortijado, el sombrero grande y las botas impecables.
Vestía traje negro y capa, parecía venir
de la página olvidada de un cuento inconcluso.
-
¿De dónde viene
señor?, preguntó la de abundante cabellera.
-
De allá, y señaló
el horizonte como si su patria fuera el infinito. La voz cadenciosa y profunda
del hombre cautivó aún más a las niñas.
-
Bellas
princesas, un día de estos las llevo a
mi palacio. Hizo una venia y se fue por la vía que conduce a Macaravita.
Benigna lo vio escumbrar en el topón de la Meseta y lanzó un hondo suspiro. Por
siempre recordaría ese hombre de gallarda figura y misterioso encanto, rival ocuto
de Luis Torres, su eterno enamorado.
En
"La Cabrera", se quedó asombrado de los naranjales primorosamente cuidados por Rosita Atilia, mujer de gloriosas proezas familiares
acostumbrada al trabajo y los sufrimientos del campo y se perdió en la curva principal rumbo a la
quebrada de Humaleta. El trajín de las máquinas y los obreros, no pareció
sorprenderlo. Encendió el tabaco y se aproximó
a los operarios, pero al pasar junto a las canecas de ACPM, hizo un
gesto de disgusto y desvió la ruta.
-No
trabajen más. ¡Esta noche me llevo puente!.
-Es
para que pasen los carros y la gente ¿Qué hay de malo en eso?
-
¡Nada, no trabajen más, esta noche me llevo el puente! y echó una bocanada de humo.
El operario saltó de la máquina con un machete en la mano dispuesto a
agredirlo, pero el hombre volvió la espalda, caminó con lentitud unos pasos y
después ascendió con agilidad extrema por la pendiente, en dirección de la Peña
del Tambor. Desde lo alto de una roca les grito:
- !No olviden, esta noche vengo por el puente!
-
Si hay locos en este perro mundo.
¡Llevarse el puente!- dijo el hombre del casco amarillo. Purifico, el sempiterno
operario de la gobernación para el mantenimiento de la carretera, Tienda Nueva-
Macravita, se quedó mirando los remolinos de la quebrada. Recordó con precisión
la mañana en que ese mismo hombre, bajó
de la montaña, por el camino real y entró a la casa de Adelita Crispín, allá en La Palma y encantó a la hermosa Adelina, su sobrina y
sin saberse cómo ni a qué horas, se la llevó, dicen que a su palacio donde
permaneció por ocho días.
Adelina regresó más hermosa que nunca contando
historias de palacios de oro, frutales increíbles, recintos suntuosos donde se
oían músicas celestiales y mesas enormes con manjares insospechados y
sirvientes insólitos. Dijo, que en las noches presenció espectáculos de baile
jamás vistos, y preciosas doncellas aderezando su lecho de flores y aromas
inolvidables. No supo cómo regresó ni a
qué horas descendió por el camino del Alcaparral a casa de las tías.
-!Ese
hombre se va llevar el puente!- Dijo Purifico casi con inocencia.
-
Usted póngase a trabajar Purifico, que
ya es tarde. Dentro de una hora,
cruzamos el puente y a descansar porque mañana es la inauguración, con
gobernador y todo. Ah. Dejen esas canecas ahí, mañana las echamos en la
volqueta.
Habían
trabajado por más tres meses en la construcción de ese monumental puente.
Cuatro gaviones poderosos sostenían la estructura en perfecta línea recta a 10
metros de altura. La obra orgullo de la ingeniería moderna, resolvía el
problema de tráfico vehicular entre Capitanejo y Macaravita. Por fin después de
tantos intentos vanos. A las seis
de la tarde los operarios se disponían a
cenar, en el campamento. Habían pasado la maquinaria y la herramienta.
De
repente, un trueno estremecedor, los dejó en silencio. Purifico, pensó en el
hombre del bigote y el sombrero. A las siete de la noche, arreciaron los
truenos. Los relámpagos iluminaban la Peña del Tambor, el Alto de los Rayos,
las laderas de Chinivaque, La Bricha, todo el vecindario, como si se hubiera
desatado un carnaval celeste. Después se escucharon rugidos subterráneos, como
si algo fuera a explotar. Del Jaguí descendió una serpiente de fuego por toda
la cuenca de la quebrada de Humaleta,
hasta El Caimito, donde vivía
Ernesto Campos, el gran interlocultor de Valeriano a la hora de hablar de negocios y de
política, eso dijo María Helena, la bella hija de Facundo Blanco, con sus ojos
luminosos y la sonrisa angelical.
El torrencial aguacero desató una furia diluviana
jamás vista. Casas de techo pajizo, fueron destruídas, ganado, sementeras y
piedras enormes arrastradas con ímpetu
salvaje. Ramalazos de lluvia azotaron sin piedad los cultivos de tabaco
hasta aniquilarlos. La lluvia como gotas
de llanto cayó inundando la tierra de agonías. En esos lugares prodigiosos de
proteicas faenas partidistas las montañas crean extrañas figuras cinceladas por el viento y la lluvia a los pies de gigantes de piedra, arrasados
después por torrentes infernales. Esa noche los relámpagos se sucedían con la
violencia del fenómeno del relámpago de Catatumbo en
Venezuela. La ebullición del metano se elevaba en convulsiones siderales de magnificencia inusitada y
regresaba a la tierra en relámpagos sucesivos dejando la extraña sensación de
una realidad adivinada a tramos por la inconsciencia de lo indecible. Cada
relámpago iluminaba la cueva del mohán como una catedral de piedra y viento, en
formas adivinatorias de de fascinación y
espanto. "Nuna ha llovido tanto por aquí como esa noche" dijo Alcira Gutiérrez años
después. La lluvia, estremeció la montaña. Los habitantes del pueblo se refugiaron en casas de paredes de tierra consternados de
terror. Cada habitante era el presagio del juicio final tan proclamado en sus
prédicas por el padre Quintero.
Como
pudieron “Los carreteranos”, llamados así por los moradores, encendieron lo reflectores en dirección del
puente. La borrasca infame, producía estruendos aterradores. Las aguas con lodo
y piedra, sobrepasaron el nivel del puente y desbordaron los muros de contención, llenaron
la cuenca y arrasaron cuanto de inerte y de viviente encontraron. El ingeniero
orgulloso dijo:
-Muchachos,
hemos sobrepasado la gran prueba. Este puente no lo tumba nada.
-A
menos que el Mohán…dijo casi en secreto Purifico.
-
Que el Mohán ¿qué?
-
Nada ingeniero, pensaba en el hombre del tabaco. El dijo: esta noche me llevo
el puente.
-
¿Y usted cree en esas cosas?
-Todo
es posible, con estas borrascas.
Se
oyó de pronto, un terrible estruendo salido de las profundidades de la tierra y
un temblor sacudió el campamento. Una luz intensa se posó sobre el puente.
Relámpagos sucesivos de catástrofes sicológicas. Retazos de luz perdidos en los
predios del alma. Vieron brotar de entre el borbollón de agua, en esa fracción
de segundo fluctuante entre la mentira y la verdad, una yunta de bueyes de oro, de bramidos infernales.
Vieron a las bestias con enormes cuernos,
lanzar feroz embestida al el
centro del puente. Se oyó después crujir
y el puente saltó en pedazos, como si hecho fuera de cascajo y porcelana.
Una oleada descomunal se levantó a más
de cincuenta metros de altura con los
bueyes en alto y avanzó por el zanjón en rugiente bravura. Los gaviones
arrancados de su lugar fueron arrastrados con fuerza descomunal por toda la
cuenca y al llegar al río quebraron el torrente hasta dejarlos abandonados para
siempre en la orilla opuesta.
Los
operarios corrieron a casa de José
Francisco Vásquez y allí terminaron la noche. Purifico, creyó ver al
hombre del tabaco, cruzar por el camino, montado en un caballo negro, pero la
noche era demasiado intensa para hablar de esas cosas. Calló entonces.
Desde
El Juncal, las gentes miraban las luces y escuchaban los truenos subterráneos.
Arriba la cueva del Mohán permanecía iluminada. “Eso si, todos
escuchamos galopar un caballo desde la Palmera hasta el pueblo, con el jinete
de siempre”, Afirmó con extrema convicción Alirio Gutiérrez. “Sería el mismo Diablo” “No, - dijo en forma contundente otra
persona- era el mohán que se llevó el
puente, como se los dijo esa tarde a los
carreteranos”.
La
incredulidad se reflejaba en los rostros de los habitantes, cuando al siguiente
día comprobaron la destrucción del puente y la devastación a lo largo del lecho
de la quebrada. Al otro lado, al pie de la pendiente donde trabajaban el dia
anterior, la devastación era total. Solo quedaba, en forma milagrosa un retazo
de terreno donde estaban las canecas de ACPM, lo demás era devastación y
ruinas. ¿ Sería por aquello de que la única manera de ahuyentar al mohán es con
la gasolina? Queda el misterio de esa
noche rondando el abecedario de las preguntas. La delegación con gobernador y
todo para la inauguración, debió regresarse de Málaga, cuando les dijeron que
el puente se lo había llevado el mohán.
“Lo
del puente fue puro encantamiento” dijo después Purifico, “Fueron cosas
del mohán, él mismo nos lo advirtió.
Pero no quisimos escuchar. O simplemente lo que está por suceder, suceder”.
El
aire se puebla de dudas. Hay encantamientos por los que es mejor no preguntar y
en esas tierras habitadas por el mohán todo puede pasar.
Lluvia y misterio,
Cantos del más allá
Manojos de estrellas
en la piel del silencio.
EL TEXTO HACE REFERENCIA A HECHOS REALES ACAECIDOS HACIA EL AÑO 1954, EN LA QUEBRADA DE HUMALETA EN MACARAVITA, SANTANDER. UN HOMENAJE A LOS MACARAVITENSES QUE HABITAN EL MUNDO.
ResponderEliminarEL FENOMENO DEL RELAMPGO DE CATATUMBO, ES CONOCIDO EN EL MUNDO CIENTIFICO, COMO UNA ACUMULACION DE METANO Y OTRAS PARTICULAS QUE AL CHOCAR CON LOS IONES DE METILO Y OXIGENO PRODUCEN ALTA ACTIVIDAD DE RELAMPAGOS ILUMINNDO EL CIELO ESPECIALETE EN NOCHES DE VERANO. DEL FENOMENO SE HAN OCUPADO HUMBOLTH, CODAZZI Y OTROS. EN MCARAVITA, ES NOTORIO EL FENOMENO HACIA LA PEÑA DEL TAMBOR Y EN LA HOYA QUE DEL JAGUI CONDUCE AL RIO NEVADO. LA HISTORIA DEL PUENTE, DEJA UNA ESTELA DE PERPLEJIDAD DE INCONCEBIBLE MISTERIO EN LOS HABITANTES.
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