LA SAGRADA EXQUISITEZ DE LOS CONTRASTES
Apuntes para leer “Motivo de unas
Reflexiones” de Jorge Dussán.
Por: Alonso Quintín Gutiérrez Rivero
La historia hecha y escrita por hombres, se sumerge en
contradicciones y contrastes, semejando la vida misma en el caos de los
acontecimientos. Los sentimientos sobrepasan la razón. Los heraldos de la
libertad tocan las puertas de los
templos donde, duermen héroes invencibles, su sueño de laureles y de
lágrimas.
El hombre enfrenta enigmas extraordinarios frente a su propio destino.
Sin vacilar elige el peor de todos: libertad, palabra ilusa en cuyo lecho se
estremecen los sepulcros y de donde surgen increíbles sacrificios, con un canto de mártires
arrullando el postrer viaje a la eternidad. No es la lucha lo que encenice.
No. Son las ideas que mancillan
los predios del espíritu con inquietante obsesión. Los héroes de la libertad,
sufrieron el paso de los imposibles, por donde se iban las esperanzas y se
arruinaban los trazos familiares. Sin tregua se entregaban al dolor, mientras
en sus ardientes pechos germinaba la flor sangrante de la libertad. Nada contenía sus ímpetus y
oficiaban en los altares de la patria el ritual de sus vidas en medio de
truenos y plegarias colosales. El ignoto navegante del olvido, dirá después,
que no halló los pergaminos donde leer las gestas de esos héroes milenarios,
perdidos en un rumor de trenes, y gentes atormentadas por el tráfago feroz de
la modernidad. De contrastes se vive, en los contrastes se muere. ¿Acaso no es
un contraste la vida y la muerte? La divina exquisitez de los contrastes, deja
cincelada para la posteridad la estatua de la estupidez humana.
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El libro “Motivo de unas Reflexiones” de Jorge Dussán Avella,
nos sumerge en un mundo de contrastes, en
arrebato de acontecimientos, héroes y caudillos, inclinados sumisamente
al objeto bravío de las sentencias de un destino implacable. Joaquín Gutiérrez
y Camilo Torres, el Demóstenes del Nuevo
Reino, suscriben el primer contraste: “..Dignaos de arrojar una mirada rápida
sobre todo lo que hemos hecho y sentenciar.. si hemos tenido bastantes motivos
para desconocer cualquiera otra
autoridad que no sea la inmediata de nuestro amado Soberano El Sr. D. Fernando
VII.” Como bien lo dice el escritor, “Con la independencia no se busca la
distribución de la tierra, ni tampoco hubo abolición de la aristocracia, de
sangre o de riqueza, ni emancipación de los esclavos o supresión de
restricciones para el indígena”. Contrastes. Confluencia de intereses con
signos de traición abierta, algo que el propio Carbonel denunció y pagó ante el
pelotón de fusilamiento.
Los personajes de la historia de la emancipación se levantan
en medio de una humareda de hechos tan
detestables como es la conducta humana. Nariño, enfermo, transido de pesar
exclama ante el senado: “todo lo he sacrificado por la patria” y así fue: el
honor, la gloria, el poder, la familia, todo en aras de ese tropel de voces
interiores que allanaban su espíritu en las noches de presidio, buscando
explicación a la palabra libertad. La décima de Francisco Javier Caro lo dice,
en estridente contraste:
Unos dicen que es villano,
Otros que es usurpador,
Aquellos que es un traidor,
Estos que es un mal cristiano;
Ya dicen que es un tirano
Y ya que es un francmasón;
Pero entre tanta opinión
Nos ha dicho don Juan Niño
Que Don
Antonio Nariño
Es un puro Napoleón
(p.62)
Jorge Dussan, en su condición de historiador y ensayista, nos
conduce por esos callejones de la historia donde todo se detiene en irreverente
salutación de atroces crímenes. La insurrección de los comuneros es un
movimiento de descomunales proporciones, que antecede a la revolución francesa
y claro al grito de independencia. El mismo proporciona la décima, que parece rugir en la multitud
enfebrecida:
Si nos quitan los estancos
Si no cesa la opresión,
Se perderá lo ganado,
Tendrá fin la usurpación
(p.28
En contraste Rodríguez Plata, citado por el autor dice de los
comuneros: “Quebrantaron los símbolos de la dominación, los escudos,
irrespetando la devoción reverencial al monarca, el derecho divino de los
reyes”. ¿Exquisito, verdad? ¿Tanta villanía, merece algún lugar en la historia?
Jorge Dussán, insiste en la inutilidad de la consigna libertaria, proclamada
desde el movimiento, del 20 de julio, y en cambio reivindica la rebelión
comunera, destruida por la repudiable traición del arzobispo Caballero y
Góngora. “Unámonos por Dios si les parece/ y veamos el reino a quién lepertenece” (Arenga de Fray Ciriaco de Archila. P. 30). Galán
fue apresado en Chaguanete y sometido a tormento. Murió bajo la sombra de la
libertad en atroz sacrificio, mientras Horacio Rodríguez plata, citado por
Dussán exclama: “Crearon milicias y títulos militares y luego estimularon su
supervivencia, lo cual era querer que la revolución se perpetuara”. La divina
embriaguez de los contrastes. Y el autor agrega: ¿”Qué fueron los comuneros?”
¿Un simple interrogante o acaso el eco rotundo de una gesta libertaria,
iniciada en las huestes de Galán, que avanzaba con pasos de gigante por
zanjones y peñascos en busca de la
gloria?
La patria se llena de despojos y el “pacificador” Morillo
planta en los senderos patriotas la
frase más triste, signada por la ignorancia
y el delirio del poder: “España no necesita sabios”. Instantes después
cae fusilado el sabio Caldas. Un sopor de miedo y furia estremecía el corazón
de la humillada multitud. Del suelo patrio brota la flor sangrienta de la
libertad, regada por la mano infame de los tiranos: “Tomás Morales (brigadier
de las fuerzas de Morillo) masacra a cuatrocientos patriotas (en Cartagena) y
ordena el ajusticiamiento de José María García Toledo, Manuel del Castillo… la traición de Ascención Martínez
permite tomarse a Honda el 30 de Abril y hacer prisionero a Antonio
Villavicencio”. Traición, villanía, crimen, todo estaba incluido en esa feroz
contienda desatada por la imperial España contra, personajes que como Custodio
García Rovira (pintor, músico y poeta) cayeron bajo la aplastante máquina
militar extranjera.
En contraste, Bolívar, como un dios enfurecido, en
desesperada proclama grita, a cielo abierto en presencia de un ejército
desconcertado “Todo español que no conspire contra la tiranía a favor de
nuestra causa justa, por los medios más activos y eficaces, será tenido como enemigo y castigado como traidor a la
patria, y por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas”.
Morillo al solicitar ser reemplazado dice: “La desgraciada rebelión de las
tropas destinadas a ultramar, en Arcos de la frontera, que ha entorpecido su
embarque y mis socorros dieron por tierra con todas las esperanzas lisonjeras
de este ejército y nos ha reducido a la mayor nulidad e impotencia”. Contrastes
de una contienda de gigantes, sin tregua posible, donde el concepto de libertad
trazaba círculos de honor sobre las
aureolas de los mártires, razón tenía Max Weber al decir que “La historia es
una ruta empedrada por el demonio, con valores destruidos”. De Morillo se puede
decir que “Sueña patíbulos mientras fuma una pipa”. La divina exquisitez de los
contrastes, en penachos tremolantes
contra héroes sin nombre caídos en feroz batalla, pero jamás vencidos en
la bravura de sus pechos.
“Motivo de unas Reflexiones”, el libro reciente de Jorge
Dussán, traduce la sordidez de que están hechos los humanos a la hora de enfrentar
las contradicciones, sabiendo que la igualdad pone en peligro la libertad, en
un mundo de románticas concepciones y absurdas pretensiones de poder.
Asistimos impávidos a un espectáculo de gigantes en proteica
actuación, inmolando la dignidad, el honor, la vida misma en ese holocausto innombrable llamado libertad, de cuyas cenizas resurge la
civilización contemporánea, sometida al caos existencial de la modernidad. Dussán advierte: “Tesoros materiales llenaron las
arcas de los gobiernos y personajes que en nada retribuyeron al saqueo
espiritual, físico y moral de un continente”.
En la divina embriaguez de los contrastes, en el jubileo de
las desdichas mundanas, en eso que Junger define como el futuro improbable y la
nada del tiempo, en el rincón oscuro donde un héroe sueña con la libertad, en
la penumbra del pensamiento sometido al delirio de entender la gloria de un
cadalso, en la estampida de la historia que arrebata jinetes y guerreros en
espantosa tempestad, en la tremolante bandera de los mártires, en el último
arrebato de los moribundos, usurpadores de palacios donde oficiaba la vida su mejor canción, en la casta de los héroes
ebrios de laureles y cantos milenarios, en todo eso que de asqueante posee el
ser humano al esclavizar, subordinar,
alienar, asesinar, vilipendiar, incendiar, incriminar, doblegar, someter y
dominar, en todo eso se estremece aquella sentencia irrefutable del filósofo:
no usurparle al ciudadano ninguno de sus derechos, para protegerlos del poder
de la ley, siempre secretamente bajo la
autoridad de la belleza de la ciencia, de la moral y de la voluntad.
Por lo pronto Dussán, señala una ruta, una encrucijada de
contradicciones, de donde salimos ilesos merced a esa indiferencia proscrita de
la historia; a esa ingratitud diluida en la realidad colombiana acerca del
enorme sacrificio de quienes lo ofrendaron todo, incluso la vida por darnos,
eso que con tanto desenfado proclamamos, como libertad.
Jorge Dussán, furibundo lector de Montesquiu, Diderot,
Voltaire y los grandes filósofos guías de la humanidad autor de estudios
profundos sobre la literatura colombiana, pensador agudo, humanista confeso,
polemista y defensor del racionalismo, radical convencido de que la ilustración
es el único camino para aquietar los ánimos en un país de desbordantes
episodios de poder y desgracias, pero catalogado entre los más felices del
mundo por su capacidad para sonreírle a la muerte en carnavalescas ilusiones y
compadecerse de sus propias impiedades, Jorge Dussán induce, con este libro al
lector a ese cuadro de alegorías, de soberbios invasores revestidos de poderes divinos y esclavos de lanzas
relucientes clamando libertad, en abierto contraste al sueño de cualquier
mortal de vivir en paz con sus congéneres y hacer de este planeta un lugar posible
para la raza humana.
El texto es un análisis, en torno a un libro histórico de gran valor intelecttual e investigtivo.
ResponderEliminarEl precio de la libeertad, añgunas veces sob