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miércoles, 24 de agosto de 2011

LA SAGRADA EXQUITEZ DE LOS CONTRASTES


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LA SAGRADA EXQUISITEZ DE LOS CONTRASTES

Apuntes para leer “Motivo de unas Reflexiones” de Jorge Dussán.
Por: Alonso Quintín Gutiérrez Rivero


La historia hecha y escrita por hombres, se sumerge en contradicciones y contrastes, semejando la vida misma en el caos de los acontecimientos. Los sentimientos sobrepasan la razón. Los heraldos de la libertad tocan  las puertas de los templos donde,  duermen  héroes invencibles, su sueño de laureles y de lágrimas.

El hombre enfrenta enigmas extraordinarios frente a su propio destino. Sin vacilar elige el peor de todos: libertad, palabra ilusa en cuyo lecho se estremecen los sepulcros y de donde surgen increíbles  sacrificios, con un canto de mártires arrullando el postrer viaje a la eternidad. No es la lucha lo que encenice. No. Son las ideas que mancillan los predios del espíritu con inquietante obsesión. Los héroes de la libertad, sufrieron el paso de los imposibles, por donde se iban las esperanzas y se arruinaban los trazos familiares. Sin tregua se entregaban al dolor, mientras en sus ardientes pechos germinaba la flor sangrante de la  libertad. Nada contenía sus ímpetus y oficiaban en los altares de la patria el ritual de sus vidas en medio de truenos y plegarias colosales. El ignoto navegante del olvido, dirá después, que no halló los pergaminos donde leer las gestas de esos héroes milenarios, perdidos en un rumor de trenes, y gentes atormentadas por el tráfago feroz de la modernidad. De contrastes se vive, en los contrastes se muere. ¿Acaso no es un contraste la vida y la muerte? La divina exquisitez de los contrastes, deja cincelada para la posteridad la estatua de la estupidez humana.



El libro “Motivo de unas Reflexiones” de Jorge Dussán Avella, nos sumerge en un mundo de contrastes, en  arrebato de acontecimientos, héroes y caudillos, inclinados sumisamente al objeto bravío de las sentencias de un destino implacable. Joaquín Gutiérrez y Camilo Torres,  el Demóstenes del Nuevo Reino, suscriben el primer contraste: “..Dignaos de arrojar una mirada rápida sobre todo lo que hemos hecho y sentenciar.. si hemos tenido bastantes motivos para desconocer  cualquiera otra autoridad que no sea la inmediata de nuestro amado Soberano El Sr. D. Fernando VII.” Como bien lo dice el escritor, “Con la independencia no se busca la distribución de la tierra, ni tampoco hubo abolición de la aristocracia, de sangre o de riqueza, ni emancipación de los esclavos o supresión de restricciones para el indígena”. Contrastes. Confluencia de intereses con signos de traición abierta, algo que el propio Carbonel denunció y pagó ante el pelotón de fusilamiento.

Los personajes de la historia de la emancipación se levantan en medio de  una humareda de hechos tan detestables como  es la conducta  humana. Nariño, enfermo, transido de pesar exclama ante el senado: “todo lo he sacrificado por la patria” y así fue: el honor, la gloria, el poder, la familia, todo en aras de ese tropel de voces interiores que allanaban su espíritu en las noches de presidio, buscando explicación a la palabra libertad. La décima de Francisco Javier Caro lo dice, en estridente contraste: 

Unos dicen que es villano,
Otros que es usurpador,
Aquellos que es un traidor,
Estos que es un mal cristiano;
Ya dicen que es un tirano
Y ya que es un francmasón;
Pero entre tanta opinión
Nos ha dicho don Juan Niño
 Que Don Antonio Nariño
                                     Es un puro Napoleón
                (p.62)

Jorge Dussan, en su condición de historiador y ensayista, nos conduce por esos callejones de la historia donde todo se detiene en irreverente salutación de atroces crímenes. La insurrección de los comuneros es un movimiento de descomunales proporciones, que antecede a la revolución francesa y claro al grito de independencia. El mismo proporciona la  décima, que parece rugir en la multitud enfebrecida:

Si nos quitan los estancos
Si no cesa la opresión,
Se perderá lo ganado,
Tendrá fin la usurpación
(p.28

En contraste Rodríguez Plata, citado por el autor dice de los comuneros: “Quebrantaron los símbolos de la dominación, los escudos, irrespetando la devoción reverencial al monarca, el derecho divino de los reyes”. ¿Exquisito, verdad? ¿Tanta villanía, merece algún lugar en la historia? Jorge Dussán, insiste en la inutilidad de la consigna libertaria, proclamada desde el movimiento, del 20 de julio, y en cambio reivindica la rebelión comunera, destruida por la repudiable traición del arzobispo Caballero y Góngora. “Unámonos por Dios si les parece/ y veamos el reino a quién lepertenece” (Arenga de Fray Ciriaco de Archila. P. 30). Galán fue apresado en Chaguanete y sometido a tormento. Murió bajo la sombra de la libertad en atroz sacrificio, mientras Horacio Rodríguez plata, citado por Dussán exclama: “Crearon milicias y títulos militares y luego estimularon su supervivencia, lo cual era querer que la revolución se perpetuara”. La divina embriaguez de los contrastes. Y el autor agrega: ¿”Qué fueron los comuneros?” ¿Un simple interrogante o acaso el eco rotundo de una gesta libertaria, iniciada en las huestes de Galán, que avanzaba con pasos de gigante por zanjones y peñascos  en busca de la gloria?


La patria se llena de despojos y el “pacificador” Morillo planta en los senderos patriotas  la frase más triste, signada por la ignorancia  y el delirio del poder: “España no necesita sabios”. Instantes después cae fusilado el sabio Caldas. Un sopor de miedo y furia estremecía el corazón de la humillada multitud. Del suelo patrio brota la flor sangrienta de la libertad, regada por la mano infame de los tiranos: “Tomás Morales (brigadier de las fuerzas de Morillo) masacra a cuatrocientos patriotas (en Cartagena) y ordena el ajusticiamiento de José María García Toledo, Manuel del  Castillo… la traición de Ascención Martínez permite tomarse a Honda el 30 de Abril y hacer prisionero a Antonio Villavicencio”. Traición, villanía, crimen, todo estaba incluido en esa feroz contienda desatada por la imperial España contra, personajes que como Custodio García Rovira (pintor, músico y poeta) cayeron bajo la aplastante máquina militar extranjera.

En contraste, Bolívar, como un dios enfurecido, en desesperada proclama grita, a cielo abierto en presencia de un ejército desconcertado “Todo español que no conspire contra la tiranía a favor de nuestra causa justa, por los medios más activos y eficaces, será tenido  como enemigo y castigado como traidor a la patria, y por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas”. Morillo al solicitar ser reemplazado dice: “La desgraciada rebelión de las tropas destinadas a ultramar, en Arcos de la frontera, que ha entorpecido su embarque y mis socorros dieron por tierra con todas las esperanzas lisonjeras de este ejército y nos ha reducido a la mayor nulidad e impotencia”. Contrastes de una contienda de gigantes, sin tregua posible, donde el concepto de libertad trazaba  círculos de honor sobre las aureolas de los mártires, razón tenía Max Weber al decir que “La historia es una ruta empedrada por el demonio, con valores destruidos”. De Morillo se puede decir que “Sueña patíbulos mientras fuma una pipa”. La divina exquisitez de los contrastes, en penachos tremolantes  contra héroes sin nombre caídos en feroz batalla, pero jamás vencidos en la bravura de sus pechos.

“Motivo de unas Reflexiones”, el libro reciente de Jorge Dussán, traduce la sordidez de que están hechos los humanos a la hora de enfrentar las contradicciones, sabiendo que la igualdad pone en peligro la libertad, en un mundo de románticas concepciones y absurdas pretensiones de poder.


Asistimos impávidos a un espectáculo de gigantes en proteica actuación, inmolando la dignidad, el honor, la vida misma en ese holocausto innombrable llamado libertad, de cuyas cenizas resurge la civilización contemporánea, sometida al caos existencial  de la modernidad. Dussán  advierte: “Tesoros materiales llenaron las arcas de los gobiernos y personajes que en nada retribuyeron al saqueo espiritual, físico y moral de un continente”.

En la divina embriaguez de los contrastes, en el jubileo de las desdichas mundanas, en eso que Junger define como el futuro improbable y la nada del tiempo, en el rincón oscuro donde un héroe sueña con la libertad, en la penumbra del pensamiento sometido al delirio de entender la gloria de un cadalso, en la estampida de la historia que arrebata jinetes y guerreros en espantosa tempestad, en la tremolante bandera de los mártires, en el último arrebato de los moribundos, usurpadores de palacios donde oficiaba la vida  su mejor canción, en la casta de los héroes ebrios de laureles y cantos milenarios, en todo eso que de asqueante posee el ser humano al esclavizar,  subordinar, alienar, asesinar, vilipendiar, incendiar, incriminar, doblegar, someter y dominar, en todo eso se estremece aquella sentencia irrefutable del filósofo: no usurparle al ciudadano ninguno de sus derechos, para protegerlos del poder de la ley, siempre secretamente  bajo la autoridad de la belleza de la ciencia, de la moral y de la voluntad. 

Por lo pronto Dussán, señala una ruta, una encrucijada de contradicciones, de donde salimos ilesos merced a esa indiferencia proscrita de la historia; a esa ingratitud diluida en la realidad colombiana acerca del enorme sacrificio de quienes lo ofrendaron todo, incluso la vida por darnos, eso que con tanto desenfado proclamamos, como libertad.

Jorge Dussán, furibundo lector de Montesquiu, Diderot, Voltaire y los grandes filósofos guías de la humanidad autor de estudios profundos sobre la literatura colombiana, pensador agudo, humanista confeso, polemista y defensor del racionalismo, radical convencido de que la ilustración es el único camino para aquietar los ánimos en un país de desbordantes episodios de poder y desgracias, pero catalogado entre los más felices del mundo por su capacidad para sonreírle a la muerte en carnavalescas ilusiones y compadecerse de sus propias impiedades, Jorge Dussán induce, con este libro al lector a ese cuadro de alegorías, de soberbios invasores revestidos de  poderes divinos y esclavos de lanzas relucientes clamando libertad, en abierto contraste al sueño de cualquier mortal de vivir en paz con sus congéneres y hacer de este planeta un lugar posible para la raza humana.





1 comentario:

  1. El texto es un análisis, en torno a un libro histórico de gran valor intelecttual e investigtivo.

    El precio de la libeertad, añgunas veces sob

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